Sant Antoni se prepara para luchar contra el elevado nivel de ruido que sufren los residentes en el West End y que altera la convivencia en esta zona de ocio, cuando no la hace prácticamente imposible. El primer paso será la declaración del puñado de calles que concentran el ocio nocturno de Portmany como Zona de Protección Acústica Especial (ZPAE), lo que conllevara una serie de medidas orientadas a pacificar el West.

Según adelanta el concejal de Medio Ambiente de Sant Antoni, Pablo Valdés, estas pasarán posiblemente por la prohibición de abrir más negocios vinculados a la música en un área que se considera ya «saturada», pero también por la posible restricción del horario de apertura de los negocios que ya operan en esta zona.

La declaración de ZPAE, que Valdés espera llevar a pleno «seguramente en el mes de noviembre», irá acompañada de una serie de medidas correctoras destinadas a paliar la situación y una memoria técnica que avale su impacto. Luego se revisará cada año si las medidas dan resultado para plantearse atenuarlas o intensificarlas, «apretar un poco más», según Valdés, si no es así. No se levantarán hasta que el ruido baje a menos de 65 decibelios de día y de 55 de noche.

Abocados a las restricciones

Valdés añade que, después de las mediciones realizadas este verano, «tampoco hay mucha alternativa» a la ZPAE. Y es que en las sonometrías se alcanzaron hasta 85,9 decibelios, 20 por encima de lo permitido, y en cuatro de los cinco puntos de control se superaron los máximos establecidos en la ordenanza municipal de ruidos.

El concejal explica que los empresarios del West están informados de la línea de trabajo del equipo de gobierno. Están al tanto de «los estudios que se están haciendo y conocen, porque se les ha hecho saber, el abanico de posibilidades que permite». De todos modos, no se ha concretado con ellos las restricciones que se propone el Ayuntamiento porque todavía no están cerradas. Aunque son las que enumera la propia ley balear contra el ruido y, de hecho, algunas de ellas ya se están ejecutando.

Por ejemplo, la peatonalización de esta zona, para suprimir la contaminación acústica del tráfico, que Valdés explica que «se va a mantener todo el año». También se ha reforzado la presencia policial con la unidad nocturna que ha centrado su actividad en el Passeig de ses Fonts y el West. Pero con ambas medidas las sonometrías siguen mostrando unos niveles insoportables de ruido.

«Todos los estudios indican que se han sobrepasado los límites», apuntaba el alcalde, Josep Tur, en un comunicado, «el Consistorio no puede ignorar esa obviedad».

El resto de posibilidades que impone una ZPAE figuran en la propia ley autonómica. «¿Hacia dónde vamos? Posiblemente a limitar la apertura de nuevos establecimientos musicales, porque entendemos que es una zona colapsada y lo que toca es abrirla comercialmente a otro tipo de actividad», argumenta Valdés, «y entrar seguramente en el tema de los horarios».

Horarios antes de final de año

El concejal señala que se están haciendo distintas simulaciones informáticas para determinar cuándo tendrán que cerrar los negocios más ruidosos. Pero avanza que el nuevo horario «estará listo antes de final de año porque tiene que entrar en vigor el verano que viene sí o sí». Para llegar a tiempo, hay personal del Ayuntamiento dedicado «en exclusiva» a esta tramitación.

Valdés recuerda que está en juego poner coto a un desenfreno que «distorsiona la convivencia en Sant Antoni. Hay que ser valientes y abordar el foco de los problemas», añade. La situación del West es «el causante de la despoblación del casco urbano», sin olvidar las «alteraciones del orden público» y el torrente de imágenes de excesos que suministran sus calles verano tras verano, lo que ha generado una percepción del actual modelo turístico «como una actividad hostil» entre la población isleña.