«Somos adictos a las compras: ropas, joyas, butifarras, todo», bromeaba La Cati Kardoshian, uno de los personajes que animaban ayer la III Fira d'Estocs d'Eivissa. Lo cierto es que, más que por motivos fashionistas, la mayoría de visitantes acudían atraídos un año más por las ofertas en calzado y en ropa infantil, que son «una buena ayuda para la vuelta al cole», comentaba ayer Cristina Torres, mamá de dos niños pequeños.

La concejala de Comercio de Vila, Gloria Corral, acudió a la feria para saludar a todos los participantes, 25 en total, en un encuentro que busca «dinamizar el pequeño comercio de la ciudad».

Corral admitió que el pequeño comercio está «muy necesitado» de este tipo de apoyos, porque, a pesar de los buenos resultados de la temporada para hoteles y restauradores, muchos comerciantes aseguran que las ventas han sido flojas. La concejala apuntó que hay dos factores que no favorecen el consumo, uno es que la estancia media es muy corta «de apenas cuatro días», y otro que los turistas no tienen espacio en las maletas para compras «porque viajan en low cost y traen solo la maleta de mano. Cualquier exceso de equipaje supone un pago extra a la aerolínea», comentó.

«Me reúno habitualmente con el sector y también con regidores de los otros ayuntamientos y tenemos la sensación de que a los comerciantes no les ha ido excesivamente bien. Hay zonas en las que no se ha notado una disminución muy grande, pero la sensación general es que la temporada no ha sido todo lo buena que se esperaba», admitió la concejala.

Precios altos, sueldos no tanto

Precios altos, sueldos no tanto

«Está claro que el nivel de vida que tenemos en la isla [en referencia a los sueldos] no es acorde con lo que cuestan aquí las cosas, eso cualquier persona lo ve», apuntó la concejala, que también advirtió de que en los últimos años han abierto muchos negocios: «Es evidente que no es lo mismo una ciudad con 50 comercios que con cien porque toda la gente que viene se divide entre 100 y no entre 50, con lo que la porción del pastel es mucho más pequeña», apuntó.

La concejala también destacó que algunos comerciantes «se han subido a la parra, de modo que a veces nos encontramos que un producto que cuesta 15 euros en la Península, aquí vale 45, con lo que el turista se lo piensa antes de comprar».

La temporada ha sido buena para María Prats, de la zapatería Pasitos de Sant Antoni: «Me ha ido igual que la del año pasado, así que estoy contenta», comentaba. La de ayer era su segunda vez en la Fira d'Estocs: «la primera vez me fue muy bien y de momento esta edición está muy animada. Es una gran iniciativa para sacar restos que te quedan de otras temporadas», apuntaba.

Más que buena, «fabulosa» ha sido la temporada para Eivibep, un negocio de ropa de hostelería y hogar. Beatriz Egea, copropietaria, explicaba ayer que han tenido «muchísimos clientes» este verano. Muchos más que en 2016. Era la primera vez que acudían a la feria: «Estamos contentos porque va muy bien. Las toallas, los juegos de sábanas y los albornoces se están vendiendo a buen ritmo y también tenemos algo de stock de verano de hostelería, toallas y sábanas blancas , principalmente».

Al finalizar la feria, el Consistorio, que organiza el encuentro con el apoyo del Consell y la Pimeef, hizo una encuesta a los comercios participantes para comprobar si les había gustado el montaje de los puestos, junto con la oferta complementaria de conciertos (por la mañana actuaron Voximusic y, por la tarde, Discover), además de los talleres para niños con S'Espurna y los castillos hinchables.

Gloria Corral confiaba en que fuera un éxito. «Tanto desde el Consell como desde el Ayuntamiento intentamos favorecer el pequeño comercio porque es un tejido que crea empleo y, además, es el que frecuentamos los residentes, con lo que no hay que perderlo bajo ninguna circunstancia».