Sobre el papel parece fácil: bastaría con que hubiera paneles fotovoltaicos desplegados en solo un 2% del territorio de Ibiza «para cubrir el 100% de las necesidades eléctricas actuales» de la isla. ¿Qué lo impide? «La barrera más poderosa que frena la inversión en fotovoltaica es psicológica; existe una desconfianza generalizada que es resultado del clima de incertidumbre legislativo en España (el famoso 'timo del sol') y la introducción de un 'impuesto al sol' en la producción fotovoltaica en autoconsumo», según se explicó ayer durante la presentación de un estudio sobre «experiencias y oportunidades en Ibiza» de esa fuente de energía. Celebrada en Sa Nostra Sala, la presentación contó con la presencia de Joan Groizard, director general de Energía del Govern balear.

En el estudio se asegura que «con los precios actuales de las instalaciones y el coste de la electricidad, la inversión en solar fotovoltaica se amortiza en un periodo de entre seis y 11 años». Por ejemplo, una casa unifamiliar en la que se invirtiera 7.330 euros podría amortizar ese dinero en 10 años, que se reduciría a ocho en caso de contar con una ayuda económica del Govern, «que apuesta por el desarrollo de la fotovoltaica para autoconsumo mediante subvenciones a fondo perdido para esta tecnología».

Cuatro proyectos pendientes

Hasta este año, en Ibiza se han promovido cuatro proyectos de huertos solares, pero todos ellos «están todavía en tramitación, por lo que ninguno se ha completado». El más avanzado es el huerto solar de Can Mariano Lluqui?, ubicado en una parcela rústica de Sant Joan: ya ha iniciado y finalizado el trámite de exposición pública del estudio de impacto ambiental, tiene una potencia de 2,5 MW y podría cubrir el 10% del consumo de electricidad del municipio.

Durante la presentación del estudio se recordó que «la tecnología ya es madura y rentable, las condiciones climáticas son favorables y la legislación, a pesar de ser compleja y más restrictiva de lo deseable, deja un amplio margen de maniobra».

En ese estudio hay una serie de recomendaciones dirigidas al sector público, desde el Govern, al Consell y a los ayuntamientos, como «crear una oficina única dedicada a la promoción de las energías renovables en Ibiza», y «desarrollar ayudas para formación y contratación de personal para las empresas oferentes de servicios en materia de energía solar fotovoltaica».

Obligación en hoteles

También proponen modificar las ayudas que otorga el Govern «para usuarios, de forma que no tengan una limitación de tiempo hasta el agotamiento de la partida», y desarrollar «ordenanzas solares que obliguen a todos los alojamientos turísticos (como apartamentos, hoteles y viviendas turísticas) a construir una instalación solar fotovoltaica cuando se realice una reforma y para la obtención de nuevas licencias».

Otra de las propuestas es realizar una subasta de renovables particular para Balears, que contemple las instalaciones en Ibiza acorde con su tamaño, e incorporar «un sistema de balance neto para el autoconsumo particular enfocado al sector turístico de la isla, por ejemplo en edificios que permanecen cerrados durante cuatro o seis meses, que pueden contribuir a la reducción del uso de combustibles fósiles en temporada baja.