Consciente de lo que le tocaría lidiar durante la siguiente hora y media (lo que al final duró el encuentro), el alcalde de Sant Josep, Josep Marí Ribas, Agustinet, cruzó cabizbajo el pasillo del salón de actos y, ya en su asiento, lo primero que dijo fue que durante la reunión trataría de «hacer un par de aclaraciones» sobre el Plan Especial de Protección (PEP): «Lo hago a sabiendas de que ha generado un estado de alteración... por lo que me han contado». Es lo que ocurre cada vez que las administraciones, insulares o municipales, cambian los colorines o modifican algunas líneas de los planeamientos: siempre se lía. Y Marí tiene experiencia al respecto, la que adquirió durante su etapa de conseller insular de Urbanismo, cuando el plan territorial insular casi acaba con su carrera política: «Cuando se habla de estos temas siempre se genera inquietud», admitió.

Pero como recalcó ayer, no hay más opción que aprobar de una vez el PEP para que se puedan otorgar licencias o abrir viales en los 250 metros que hay alrededor de la iglesia. El urbanismo de la zona, ahora paralizado, está condicionado a esa aprobación. Agustinet subrayó que en 20 años, desde que el templo fue declarado Bien de Interés Cultural y la redacción del plan era obligatoria, ningún alcalde movió ficha al respecto... tampoco él, ya que no es la primera vez que gobierna Sant Josep.

Para calmar los ánimos, señaló que lo que ahora está en periodo de exposición no es más que un avance: «Ni siquiera se ha aprobado inicialmente», alegó. Pero ni eso, ni afirmar que «si este plan no gusta a nadie será difícil aprobarlo», redujo la tensión ni pareció convencer a quienes ven peligrar sus propiedades o negocios.

Si el objetivo era aclarar algunos aspectos del proyecto a los vecinos, tanto el alcalde como el edil de Urbanismo, Ángel Luis Guerrero, en ocasiones solo consiguieron sembrar más dudas. Por ejemplo, cuando hablaron de los aparcamientos, asunto espinoso que preocupa sobremanera a muchos empresarios de la zona. Sobre la propuesta de crear uno subterráneo, el alcalde fue muy expresivo, tanto en sus palabras como en sus gestos: «Eso ya lo veremos. Eso es un poco especial. Que el plan lo contemple no significa que tengamos que hacerlo mañana por la mañana». Su elevado coste y, especialmente, el temor a que se repita la experiencia de los de Sant Antoni o Santa Eulària, echa para atrás a cualquier político. «Si algún día se hace, seguro que ni el alcalde ni yo estamos ya aquí para contarlo», señaló Guerrero.

«Sin aparcamientos será la ruina del pueblo», advirtió un vecino, alarmado tras comprobar en los planos del PEP que apenas quedarían estacionamientos en el tramo de Sant Jordi donde hay más actualmente, entre el supermercado y la Caixa. «Si toda esa zona se convierte finalmente en un bulevar, tal como aparece dibujada en el PEP, ya nadie vendrá a Sant Jordi porque no quedarán plazas para los coches. Y eso me produce inquietud», insistió.

«Tampoco estamos locos»

«Tampoco estamos locos -saltó el edil de Urbanismo-. En el plan no se dice que se eliminen todos los estacionamientos». Y, en todo caso, en el PEP «se habla del aparcamiento subterráneo», justificó. Este comentario creó confusión entre parte de público, que consideraba contradictorio que el edil razonara así cuando poco antes el alcalde prácticamente descartaba una infraestructura de ese tipo en el pueblo.

«Eso de que vamos a quitar todos los parkings no sé de dónde se ha sacado», comentó el alcalde, en referencia a las críticas vertidas recientemente desde el PP. Pero allí estaba presente el edil popular Javier Marí Álvarez para replicarle que «el PEP habla de sacar aparcamientos del interior de los núcleos».

La arquitecta municipal, Raquel García, explicó a una familia, preocupada por cómo afecta el plan de protección a sus propiedades, que el equipo redactor, el estudio Guitart Arquitectura, propuso inicialmente la expropiación de todo el edificio de Cas Sac». Pero el gobierno local descartó esa opción porque «sería muy impopular y muy costoso; no salen los números». Un propietario se quejó de que, en vista de lo dibujado en los planos, «parece que al Ayuntamiento le sale más barato expropiar los terrenos no construidos que compensar con edificabilidad».

Lo poco que quedó claro anoche fue que la aprobación del PEP no será un camino de rosas para el Ayuntamiento. No son pocos los que se oponen y parecen dispuestos a plantar cara.