«Sumió al hotel en el pánico, nadie podía con él, se hizo el dueño y era quien mandaba». De esta forma resumió lo que ocurrió el pasado día 9 en el Hostal Amistat de Sant Antoni uno de los trabajadores del establecimiento, que declaró ayer por la mañana ante la jueza del Juzgado de lo Penal número 2 de Ibiza, Martina Rodríguez.

El acusado, el turista C.C.C., de nacionalidad rumana, no acudió a su cita en el juzgado, pero el juicio se celebró en su ausencia, algo que se puede hacer cuando la pena que se solicita al acusado no excede de los dos años de prisión.

El turista puso en aprietos tanto a empleados como a clientes, y una voluntaria que ese día estaba trabajando en el Hostal Amistat se llevó la peor parte. Desde el principio se fijó en ella y le hizo comentarios groseros de cariz sexual, según explicó la mujer, que ayer testificó en el juicio.

Explicó la mujer que se alejó de él y se fue hacia la zona de la piscina, pero él la continuó molestando. Se levantó de la silla en la que estaba sentado y se dirigió hacia ella. Comenzó a tocarla y finalmente se agarró a ella y ambos cayeron a la piscina. Ya en el agua «fue una especie de manoseo», declaró la mujer. Ella llevaba en la mano su smartphone, que se estropeó al caer a la piscina. Por este motivo el fiscal acusa al turista por un delito de abuso sexual por el que reclama un año y medio de prisión.

Tanto el director como otro trabajador explicaron que el hombre molestó a los clientes y que no había forma de que se marchara. Avisaron a la Policía Local y a la Guardia Civil, pero mientras llegaban los agentes C.C.C. se puso agresivo. «Se puso en la boca un protector para los dientes» y sacó algo punzante con lo que les amenazó y que resultó ser un bolígrafo. Finalmente, fue arrestado.

El ministerio público también acusa a C.C.C. de dos delitos de amenazas leves por los que pide sendas multas de dos meses cada una a seis euros diarios, lo que suma en total 720 euros. La defensa pidió la absolución y la jueza dejo el caso visto para sentencia.