Con las plantillas prácticamente completas, a falta de los sustitutos (por bajas de maternidad en su mayoría), reanudaron ayer la actividad los colegios de Ibiza. La mayoría de los equipos directivos de los centros de Infantil y Primaria se mostraron «satisfechos» por la dotación tanto de docentes como de otros profesionales que atienden a los alumnos (especialistas en audición y lenguaje, auxiliares técnicos educativos, expertos en pedagogía terapéutica) para este curso, que comenzará el próximo 13 de septiembre y que cuenta, eso sí, con un buen número de aulas «muy ajustadas», es decir, con entre 25 y 28 alumnos, en casi todos los colegios, muchos de los cuales reivindicaron la necesidad de que la conselleria de Educación aborde obras y reformas solicitadas hace tiempo y que consideran necesarias para garantizar la seguridad de los escolares.

Para escolarizar a todos los niños de tres años, además, ha sido necesario crear nuevos grupos de tres años. Es el caso del colegio Sant Carles, donde aún no se ha acabado de instalar el barracón en el patio, y de Sant Jordi. En este último la creación del nuevo grupo ha obligado a la dirección del centro a reorganizar todo el área de Infantil, de la que han tenido que apartar a los escolares de cinco años, que este curso ocuparán una de las aulas de Primaria, explica la directora, Present Ortiz, que señala que la conselleria no les ha concedido todos los recursos para los alumnos con necesidades especiales que habían solicitado. Ortiz confía en que las obras que, por fin, se están haciendo en el patio concluyan en breve. «Que aún no estén terminadas significa que, efectivamente, no eran unas obras de tres días como afirmó el Ayuntamiento», indica la directora, que ayer se llevó un susto al reabrir el colegio después de las vacaciones: un aula inundada con las últimas lluvias.

La directora considera necesario que se cambien cuanto antes las persianas, que tienen «más de 40 años». El curso pasado, recuerda, una de ellas se cayó, por suerte, por la tarde, cuando no había niños en el centro. Tal es la situación que el padre de uno de los alumnos, que es arquitecto, está elaborando un plan de prevención de riesgos. «Nos preocupa la seguridad de los alumnos, no que el centro esté bonito», concluye la directora.

La responsable del colegio Can Coix señala que tanto en este centro como en el vecino Guillem de Montgrí se ha tenido que crear un grupo más de Infantil de tres años para poder dar plaza a todas las familias que lo han pedido. En Can Coix, este grupo ocupará una «aulita» que hasta ahora se empleaba de apoyo y para guardar material. La secretaria de Guillem de Montgrí señala que el centro, que cuenta con varios grupos de Primaria con más de 25 escolares, no se ha limpiado este verano. Con varias aulas con más alumnos de los recomendados se encuentra también Vara de Rey.

«Me hubiera gustado que hubieran hecho más cosas», comenta la directora del colegio L´Urgell sobre el mantenimiento del centro que, recuerda, tiene aún barreras arquitectónicas y que no se han reformado los baños, un trabajo que debía abordar la conselleria de Educación. La directora reclama que el Govern realice las reformas previstas lo antes posible. Ayer al centro se incorporaron todos los docentes, entre ellos siete maestros nuevos, excepto el de Música, que es una plaza reservada para docentes con discapacidad. Espera que se incorpore pronto, igual que desea que el conserje sea ya el definitivo. El curso pasado, recuerda, hubo «cuatro o cinco» y considera necesario que sea una figura más estable, ya que es la persona de referencia para las familias y los alumnos.

En el colegio Can Raspalls, de Sant Jordi, habían pedido un auxiliar técnico educativo más para atender a los niños con necesidades especiales que tienen el centro, pero la conselleria se lo ha denegado, explican en el centro, resignados. En el colegio Puig d´en Valls, en cambio, el equipo directivo se muestra satisfecho porque contarán con un experto en pedagogía terapéutica a media jornada más que el curso pasado. En el centro están aún terminando las obras de los baños, reclamadas desde hace años, aunque la directora está convencida de que se cumplirán los plazos y estarán terminadas el próximo día 13, cuando los alumnos se incorporen a las aulas. Cuatro de ellas, de Primaria, cuentan con 26 y 27 alumnos, cifra por encima de los 25 recomendados. En Torres de Balàfia, en Sant Llorenç, esperan que el prófesor de Música, que ayer a primera hora aún no estaba nombrado, llegue, como muy tarde, el lunes 11.

«Hay mucha diferencia entre llegar el 1 de septiembre y que el centro esté limpio a que no lo esté», comenta la directora de Poeta Villangómez, que no sólo está contenta por haberse encontrado el patio «impecable», sino también porque Educación les ha concedido la media jornada de un especialista en Audición y Lenguaje que habían pedido. La felicidad será completa si cuando lleguen las primeras lluvias no hay goteras, problema que se supone que han arreglado este verano. En este centro las aulas no están saturadas, lo mismo que en Sa Bodega, donde ninguna supera los 25 alumnos.

Santa Gertrudis tiene algún aula de Primaria con 26 escolares y, según indican desde el equipo directivo, tendrán que pasar sin el auxiliar técnico educativo de más que habían solicitado. La directora del colegio Balansat confiaba en encontrarse ayer el centro algo mejor de lo que lo halló: pintura hecha «a trozos» y sin los fluorescentes nuevos que habían solicitado para mejorar la iluminación. «El año que viene seguiremos pidiéndolo», apuntó la directora, que detalló que en estos momentos el centro cuenta con un aula (la de quinto) con 26 alumnos, aunque no descarta que los grupos con más de 25 escolares puedan aumentar antes del día 13, ya que sólo ayer formalizaron tres matrículas extraordinarias.

La conselleria balear de Educación se ha negado a facilitar, por el momento, el número total de peticiones de escolarización fuera de plazo que ha recibido en las Pitiusas este verano.

En estos momentos en Portal Nou hay «como mínimo» tres grupos que superan los 25 alumnos y uno de ellos está al límite, con 28 escolares, indican desde el centro, cuyas pistas deportivas el Ayuntamiento ha comunicado que reparará a pesar de que aún no lo habían solicitado. En Jesús los únicos integrantes de la plantilla que no se habían incorporado ayer eran el profesor de Religión y un auxiliar y aún estaba en marcha una obra en la cubierta del edificio que los responsables del centro confían en que esté terminada cuando lleguen los alumnos. Tres de las aulas del centro superan los 25 escolares y una de las de Infantil está ya al máximo permitido de 25.

El colegio Santa Eulària continúa a la espera de que la conselleria de Educación, a través del Institut Balear d´Infraestructures i Serveis Educatius i Culturals (Ibisec), aborde la reforma de los baños que llevan cursos reclamando. Este curso, Cas Serres contará, por fin, con una cocina para los talleres que se imparten en el aula multiusos. En Sa Graduada ayer estaba cerrado el paso por el acceso principal, en cuya fachada, donde se habían caído baldosas, se están terminando aún las obras de reparación. En Sa Joveria faltan aún cinco docentes, tres sustitutos y dos vacantes que ayer aún no se habían adjudicado. También están pendientes los trabajos de mantenimiento, explican desde el equipo directivo, que señalan que el responsable de estos trabajos se encuentra de baja por paternidad. Un par de grupos de Primaria superan los 25 escolares. El colegio Cervantes, en Sant Antoni, con siete aulas con más de 25 alumnos, aún necesita una limpieza «a fondo» después de que las instalaciones se hayan utilizado para la escuela de verano.

Sant Rafel sigue a la espera de que la conselleria elimine un muro de pavés y lo sustituya, por cuestiones de seguridad, por uno de obra. El centro cuenta con un aula con más de 25 alumnos, situación que se da en dos grupos en el colegio S´Olivera y en varios en Vénda d´Arabí.

En el colegio Labritja los docentes se encontraron ayer al incorporarse a sus puestos de trabajo con las obras del comedor escolar. De momento, sin embargo, la dirección del centro desconoce cuándo se pondrá en marcha: «No nos han informado de nada. Supongo que tendremos comedor, pero de momento no tenemos ni autorización ni fecha». El centro matriculó ayer a varios alumnos, lo mismo que ocurrió en Es Vedrà, donde la directora se mostraba con ganas de comenzar el curso: «Venimos con energías renovadas».