El catalán no es el idioma del amor. No en las islas. Eso, al menos, se desprende de los datos del avance de la 'Enquesta d'usos lingüístics a les Illes Balears'. El amor, la pareja, es el ámbito en el que menos se utiliza el catalán para comunicarse: «Es donde se produce el mayor uso del castellano (55,6%) y el más bajo del catalán (34,5%)». El amor no entiende de fronteras, pero las lenguas parece que sí, según indica el estudio, que señala que el hecho de que cada vez haya más «parejas heterolingües, también calificadas lingüísticamente mixtas» formadas por un catalanoparlante y alguien que no lo es, tiene como consecuencia, en la mayoría de los casos, que acaben relacionándose en castellano: «En estos casos, la tendencia del catalanoparlante es pasar a usar el castellano y mantenerlo, a pesar de que constate que no es necesario hacer este cambio».

El uso indistinto y combinado de castellano y catalán en casa es prácticamente una utopía. Sólo lo consiguen, según afirman ellas mismas, un 6,7% de las familias. El idioma predominante en las casas de las Pitiüses es el castellano. El 61,9% utiliza esta lengua para dar las buenas noches a los niños, hacer planes, decidir los menús y discutir. El catalán es la lengua casera en sólo un 23,2% de los hogares, el porcentaje más bajo, y con diferencia, de Balears. De hecho, el informe detalla que el catalán sólo supera al castellano si se tiene en cuenta únicamente a las familias en las que el entrevistado y sus padres son catalanoparlantes. «El uso prioritario del catalán en los hogares tiene valores más bajos entre los encuestados que tienen entre 25 y 49 años, que es donde se concentra el mayor peso de la población de origen inmigrante, sobre todo en los últimos años», detalla el informe. El documento apunta un dato curioso respecto a los catalanohablantes: son más proclives a hablar en catalán a sus hijos que a hacerlo con sus padres, especialmente si uno de ellos no tiene el catalán como lengua habitual.

Ni en la Administración local

Fuera ya de la familia, en los ámbitos de consumo y servicios, el informe es demoledor: «No hay ningún espacio en el que el catalán sea la lengua más utilizada». «Uso mayoritario del castellano», insiste. No se salva ni la Administración local, por más que algunos de sus representantes enarbolen la bandera del catalanismo y la recuperación de la lengua. En el caso de Ibiza y Formentera el uso del catalán no llega ni al 50% en ayuntamientos y consells (eso sumando los conceptos 'sólo catalán', 'más catalán que castellano', 'igual' y 'más castellano que catalán'). De hecho, apenas el 18% de la comunicación de estas entidades se realiza únicamente en catalán mientras que el 48% se efectúa únicamente en castellano. El 10% se hace en la misma proporción en las dos lenguas, indica uno de los gráficos.

El pequeño comercio emplea más el catalán (11%) que las grandes superficies (5%). Los clientes de las Pitiüses son los que más emplean otras lenguas para comunicarse, en un 25% de los casos. «La elección de la lengua está supeditada a unas dinámicas sociales que no favorecen el uso del catalán», indica el documento, que señala, entre otras curiosidades, que «sólo una de cada cuatro personas afirma utilizar esta lengua en sus notas personales».

Da igual el concepto de los incluidos en la encuesta que se tenga en cuenta (médicos, bancos y cajas, trabajo, compañeros de estudios, vecinos, amigos...), Ibiza y Formentera son las islas de la Comunitat en las que menos ciudadanos emplean el catalán para relacionarse.