Juanjo Planells Sáez, presidente de la Asociación Empresarial Hotelera de Sant Antoni y la Bahía, ha sido el primero que esta temporada avisó de que los resultados no eran los esperados. Los altos precios y la dura competencia de los alquileres turísticos ilegales son, a su juicio, las dos principales causas de que la ocupación haya bajado considerablemente y de que las expectativas para agosto no sean halagüeñas. Según Juanjo Planells, la situación es tan grave que incluso algunos alojamientos ya han dado vacaciones a muchos de sus empleados, algo que solo se vio en las dos anteriores crisis. También advierte de recortes en las plantillas si no se acaba con los alquileres en viviendas.

¿Cómo ha ido julio? En junio avisó de que había problemas para llenar y que algunos hoteles ya ofertaban a la baja, hasta con un 35% de descuento.

Durante la primera quincena de julio, la ocupación no ha sido tan buena como esperábamos al inicio de la temporada. Hemos tenido que hacer ofertas hasta de un 25% y tenemos disponibilidad en casi todas las zonas turísticas de Ibiza. Son datos que deben servir para reflexionar, teniendo en cuenta que es un año de récords históricos en llegadas de pasajeros. La pregunta que nos hacemos muchos hoteleros es qué pasará cuando se abran los mercados competidores de la cuenca mediterránea, como Turquía, Egipto y Túnez.

Pero parece que ellos tienen crisis para rato.

Son destinos que, históricamente, se recuperan de una manera muy rápida, ya que sus gobiernos incentivan a los turoperadores.

¿Cuál es la previsión para agosto?

Todavía hay disponibilidad de camas. En algunos portales he visto ofertas para veranear en la isla.

¿De cuánto es la rebaja?

He visto hasta un 15% sobre el precio inicial. La disponibilidad de plazas para agosto se encuentra entre un 30 y un 35%.

Y eso en un mes en el que debía haber lleno total y esa disponibilidad debería ser muy inferior.

Son datos que no invitan mucho al optimismo. No hay que ser alarmistas. La temporada, en líneas generales, es buena. Lo que creo que ha ocurrido es que en la de 2016 tocamos techo.

¿Y septiembre y octubre?

Septiembre está bien vendido. Octubre se vende muy a última hora.

¿A qué cree que se debe esa bajada de la contratación?

Creo que a principios de la temporada fuimos demasiado optimistas en las predicciones y el mercado nos dio un toque de atención. Nos ha dicho que tenemos que tener cuidado.

¿En qué sentido?

En el mensaje que enviamos. Ibiza ha de ser una isla para todos los tipos de turismo. Estoy de acuerdo en que hay que cuidar y mimar el segmento del lujo, pero lo que no podemos hacer es adaptar toda la oferta de la isla a ese turismo. No se puede lanzar el mensaje de que Ibiza es un destino caro. Es un destino para todos los públicos, puede venir cualquier perfil de cliente. Hay que reconducir ese mensaje.

¿Tras la gran temporada de 2016, se han subido ustedes a la parra con las tarifas?

Igual no hemos sabido leer el mercado, no hemos sabido interpretar los resultados del pasado ejercicio. El turismo es muy sensible y la variante precio es un condicionante a la hora de elegir un destino u otro. Eso, añadido a la oferta ilegal que tiene la isla, ha hecho que en la temporada alta haya tanta disponibilidad y esos descuentos hasta del 35%.

¿Y cuál fue el análisis que hicieron de los resultados de 2016?

Que el destino estaba de moda y que, al mismo tiempo, al reformar la planta hotelera e inyectar mucho dinero, había que intentar mejorar la rentabilidad. Hay que actuar con mucha serenidad y tener claro que, aunque esté de moda, Eivissa puede dejar de estarlo de un momento a otro.

¿Qué le parece la ley aprobada en el Parlament que permite el alquiler turístico solo en casas que sean el alojamiento habitual?

Así no se ha arreglado el problema, que se pasa a manos de consells y ayuntamientos. Lo que hay que hacer es prohibir el alquiler turístico en viviendas plurifamiliares. Si queremos que los jóvenes se puedan emancipar, que haya viviendas a precios asequibles para los residentes, detener la saturación y acabar con los problemas de convivencia, hay que prohibir. No se trata de regular. Con esta reforma vamos a perder un año. La isla tiene un problema muy grave.

La presidenta de la Federación Empresarial Hotelera de Mallorca (FEHM), Inmaculada de Benito, ha dicho que esta ley es una «norma para prohibir lo ya prohibido».

Es que han dejado descontentas a todas las partes. El problema no se ha resuelto. Hay una moratoria de un año, vale, ¿pero y qué pasa con todo lo que es ilegal y que se vende en los portales de Internet? Aquí debe haber unas 50.000 plazas ilegales. ¿Qué hacemos con ellas? ¿Se van a sancionar, se van a retirar del mercado, van a seguir permitiendo que alquilen en plurifamiliar?

¿Cree que hay suficientes inspectores para combatir los alquileres ilegales ¿Faltan herramientas legales para atajar ese problema?

Ni tenemos medios ni recursos ni inspectores. Esto tiene difícil solución si no actuamos de manera contundente. Si no se ve claramente dónde está el problema, difícilmente lo vamos a arreglar.

¿De qué manera les perjudica? ¿Tienen menos ocupación?

El problema es muy grave. Tenemos claro que si no hubiera esta oferta ilegal, los hoteles de Ibiza estarían llenos, con ocupaciones que rondarían el 98 o 100%. Pero no es solo un problema hotelero: es un problema social. Además, no sabemos quiénes se alojan en esas casas porque no hay ningún tipo de registro. Y no pagan impuestos.

El presidente de los hoteleros de Sant Antoni en su negocio. Foto: J.M.L.R.

¿Afectará a las plantillas que contratan si continúa la competencia de los pisos de alquiler ilegales?

Habrá que ver qué pasa en los próximos tres o cinco años. Posiblemente habrá una pérdida considerable de puestos de trabajo. Si desciende la ocupación no se podrá seguir contratando como hasta ahora. Lo que sí ha ocurrido es que, debido a la baja ocupación en esta primera quincena de julio, ya hay hoteles que han dado las vacaciones en el mes de julio a sus trabajadores. Nos tendríamos que remontar a la anterior crisis para ver un escenario similar. El siguiente paso, de seguir la tendencia, será la pérdida de puestos de trabajo.

¿Cómo les ha afectado este año que a la hora de contratar trabajadores el alquiler de pisos fuera tan caro y escaso?

Muchos venían a trabajar y tenían que regresar a sus lugares de origen al no hallar alojamiento. Algunas empresas y grupos han adaptado habitaciones o han alquilado bloques para alojarlos. No es fácil encontrar buenos profesionales, por lo que muchos hoteleros han tenido que hacer un sobreesfuerzo económico.

Durante las últimas semanas se han difundido varios vídeos de altercados en Sant Antoni. Sigue el turismo de borrachera. ¿Hay alguna manera de remediarlo?

Sant Antoni ha mejorado…

Cualquiera lo diría. Pasear de noche por el West no es muy edificante.

Siempre centramos los problemas de este destino en esa zona, que realmente es una calle. Sant Antoni tiene algo más que el West End: la mejor puesta de sol del mundo, uno de los mejores clubes náuticos de Balears, una oferta gastronómica muy buena, mucho producto deportivo y cultural… Sí que es verdad que existen problemas, pero es innegable que hemos mejorado mucho los últimos años. Hemos renovado y creado marca…

Pero sigue llegando un turismo que, por ejemplo, no padecen en Santa Eulària.

Lo cierto es que hemos aumentado la edad media de nuestros turistas. Ya no tenemos ese perfil de 18 a 30 años. Hemos diversificado mercados y hay que seguir en ello, intentar que a Sant Antoni vayan más nórdicos, holandeses, italianos, franceses… Y el Ayuntamiento tiene que ser más contundente con la aplicación de las ordenanzas.

¿No lo es?

No lo es.

Decían que venían para cambiarlo todo.

La política no es fácil. A veces, dos y dos no son cuatro. No pongo en duda que tengan buena voluntad, pero repito que deben ser más contundentes a la hora de aplicar las ordenanzas.

¿Solo ellos?

Los empresarios de Sant Antoni también han de tener más claro hacia qué modelo turístico quieren ir: si quieren seguir anclados en el pasado o quieren evolucionar y cambiar de modelo. Los problemas están centrados en el West End. Allí hay 20 empresarios que siguen haciendo las cosas mal, ofreciendo productos que no deberían ofrecer. Tenemos que saber reconducir a los clientes que demanden esas cosas, ofrecer otros productos. Y hay cinco empresarios allí que hacen las cosas bien, pero si esos 20 siguen así, el problema se expandirá.

¿Faltan policías?

Sí, en toda la isla. En Sant Antoni lo reclamamos todos los años. La Policía Local hace un esfuerzo grande, la Guardia Civil también, pero no es suficiente.

¿Qué cambiaría de Sant Antoni?

Primero, haría cumplir las ordenanzas; no hay que crear nuevas, basta con aplicar las que hay. Eso es fundamental. Además, reconvertiría el West End en una zona cuya oferta fuera de calidad; con los empresarios que no hacen bien las cosas allí hay que ser más contundentes. Si no, la minoría que hace bien las cosas perderá la ilusión y dejará de trabajar así. También cambiaría el perfil del cliente, potenciaría el turismo familiar y haría del pueblo un lugar agradable para vivir.

No es el mejor lugar para una familia.

Pero es solo en una calle, hay sitios maravillosos para ver la puesta de sol… aunque no iría con mi familia de noche al West End.

Algunos empresarios avisan de que quizás ya haya demasiados hoteles de lujo, pero hay previstos varios proyectos para Sant Antoni. ¿Tienen cabida en el municipio?

Todo lo que sea inversión y apostar por un perfil de cliente alto, me parece bien. Pero la clave es tener en cuenta que existe ese turismo sin adaptar toda la oferta del destino a ese segmento. Pero sí soy reacio a un aumento de plazas. Creo que la isla ha tocado techo en ese aspecto. Lo que es bueno es la reconversión, pues da valor a un destino. La transformación de Sant Antoni pasa por el aumento de categoría y del perfil del cliente.

Desde su hostal han promocionado siempre el cicloturismo. ¿Arranca?

El turismo activo ha subido en la isla. Ahora hay 10 tiendas que se dedican al alquiler de bicicletas. Eso, hace 15 años, cuando empezó mi hermano Bartolo, que en paz descanse, era una utopía. Cuando comenzamos, la gente nos decía que estábamos locos. Tenemos que apostar más por la promoción y desarrollo del producto. Hay que adaptar hoteles, tener las rutas marcadas y mantenidas... Hay mucho por hacer, pero hay un potencial increíble.