«Aquí puedes conocer un pedacito de Xixona en Ibiza». Así define María Antonia, una de las propietarias, la heladería Los Valencianos, enclavada en el corazón del puerto de Ibiza, en el punto en el que la exclusividad y el lujo de los yates se mezclan con los puestos de los artesanos.

La campaña 'Xixona, ven a probarla' celebra el vínculo entre las dos ciudades a través de la vida y el trabajo de esta familia de heladeros y reconoce a esta heladería como embajadora de la localidad alicantina desde la temporada 2017 por esta labor de unión, según destaca Turismo de Xixona. «Siempre recomendamos a nuestros amigos de Ibiza que visiten el Museo del Turrón, donde pueden ver la historia de cómo los jijonencos han conseguido transformar un paisaje de almendros en una industria artesana y familiar», cuenta María Antonia.

Este proyecto lo promueve la concejalía de Turismo del Ayuntamiento de Xixona con el objetivo de reconocer la labor de las heladerías distribuidas por toda la geografía nacional dando a conocer el municipio y su oferta turística. «Es un honor recibir este título de un pueblo donde hay tanta gente que se dedica a la venta del turrón y de helados», indica con entusiasmo Mónica Galiana, hija de José Galiana. «Y, además, en un sitio como Eivissa, en el que hay muchísima gente», añade.

En 2015 se llevó a cabo la primera fase de este proyecto, en la que se obtuvieron datos «muy positivos» en número de visitas, visualizaciones de vídeos y suscripciones. Esto hizo que los pequeños empresarios viesen una razón más para mantener los vínculos con su ciudad natal. «Este proyecto ha potenciado y apoyado lo que llevamos haciendo toda la vida, contar las tradiciones y encantos de nuestro lugar de origen», afirman los heladeros.

La familia de María Antonia se afincó en Ibiza en los años treinta y echó raíces. Son socios de la Pimeef, del Club Náutico Ibiza, de clubes deportivos, colaboran con asociaciones como la de los jubilados del mar...

Helados en los años 30

El año 1933 fue un capítulo importante en la historia del turismo de Ibiza, con la inauguración de Los Valencianos así como del Gran Hotel (hoy llamado Montesol), de los hoteles Portmany y Buenavista y la apertura de modernos bares en el puerto por los que desfilaron artistas europeos y estadounidenses.

Mónica detalla que aquel año, Juan Sirvent, el tío abuelo de su padre, «vino a Ibiza a probar suerte» y, más tarde, le siguió su abuelo. «Ibiza fue un destino al azar después de haber probado otras islas, como Menorca», añade.

Juan Sirvent, su mujer María Espí y la hermana de ésta, Edelmira, dieron vida a Los Valencianos con tres carritos ambulantes que distribuyeron por la plaza de sa Font, la subida del Rastrillo, la calle Guillem de Montgrí y el callejón del Norte. Después, se establecieron en el mismo lugar en el que aún hoy permanecen, en la plaza de Antoni Riquer (aunque tienen otro local en la avenida de Santa Eulària). Los heladeros, procedentes de Xixona, un pueblo donde la elaboración de turrón y helado es una tradición muy popular, tenían conocimientos básicos de este sector desde pequeños.

Después de los años treinta, llegó la Guerra Civil y, con ella, decidieron olvidarse de los helados por un tiempo. En los cuarenta, regresaron a Ibiza y Edelmira se casó con José Galiana. El matrimonio terminaría ocupándose de la heladería ibicenca más adelante junto a sus dos hijos, José y Antonio, y se establecieron definitivamente en la isla.

En sus inicios ofrecían «cinco o seis tipos de helados», entre los que se contaban los de nata, fresa, chocolate, vainilla y turrón. Tampoco faltaban los productos clásicos de la casa como la leche merengada, el granizado de limón y la horchata, elaborados con género local. «Las materias primas las comprábamos aquí, bueno, menos el chocolate, que teníamos que comprarlo en la Península. El resto de los productos los adquiríamos aquí, a los payeses. La fresa, la nata... Las conseguíamos de aquellos que tuviesen una lechería, a los chicos de La Bomba les comprábamos el yogur», recuerda Mónica.

Los helados, rememora José Galiana, se hacían a mano y sin luz. Compraban el hielo, «que nunca era suficiente» y tenía que acudir gente a ayudarles «a mover la máquina a mano para poder helar». Además, tenían que venderlo al instante porque no tenían cámaras para almacenar.

De cinco a sesenta sabores

Los Valencianos fue la primera heladería que se abrió en Ibiza, por lo que la competencia no era un problema. A día de hoy, los heladeros recalcan que ésta ha crecido y la mayoría de las heladerías «no son caseras, aunque a muchos sólo les importa que vendan helados fresquitos y dulces». A pesar de eso, hacen hincapié en que han tenido suerte de tener una clientela tradicional y fiel. La familia ha mantenido el negocio con un lema: «Con una sonrisa, buen trato y sin que falte el producto casero». Confiesan que nunca han escatimado ni en materia prima ni en personal.

Actualmente, Los Valencianos ofrece más de sesenta sabores y productos variados. Sin embargo, los heladeros explican que los gustos de siempre siguen siendo los favoritos de los clientes: «A los ibicencos les gusta el turrón y la nata; a los alemanes, los de frutos secos como el pistacho y la avellana; a los ingleses, los de frutas y a todos, además, la horchata».

El personal del establecimiento se mantiene al día con las intolerancias y alergias alimentarias asistiendo a cursos de formación sobre este aspecto.

Con el incremento de sabores y de otros productos, la empresa también se ha visto obligada a crecer. La heladería cuenta con 26 trabajadores en verano, entre los que se cuentan tanto camareros que «llevan en el mismo negocio 45 años como otros con una experiencia de diez años».

A pesar de que el número de productos y de personal haya crecido, los alimentos siguen siendo caseros y de origen local. «Compramos mucho producto local, como la fruta. Las cosas más especializadas, que no se encuentran en la isla, como los cucuruchos, los polos, las barras de corte y las tartas heladas, las traigo de fuera», explica Mónica.

La heladería se ha ido haciendo popular entre los turistas a través del boca a oreja, de los cruceros y de los guías turísticos que recuerdan a los visitantes, durante la visita, que no deben olvidar pasar por Los Valencianos para probar «uno de los mejores helados de la isla».

La familia de heladeros se ha replanteado más de una vez abrir otros locales, aprovechando la creciente popularidad del negocio. Sin embargo, es un proyecto al que finalmente han renunciado porque el alquiler en Ibiza «es poco asequible».

Mónica se define como «una persona a la que le gusta salir a la terraza, charlar con los clientes y tener un contacto más familiar». Por este motivo teme que si abrieran otro local no podría hacerlo: «No podría partirme en dos para ello. Pero si encontrásemos algún local que nos convenciese, creo que nos arriesgaríamos».