El consejo de administración de la Autoridad Portuaria de Balears despejó ayer por la tarde la incertidumbre que, desde hace una década, pesaba sobre el futuro del Club Náutico de Ibiza: la entidad ibicenca obtuvo la máxima puntuación en el concurso de adjudicación de las instalaciones que, desde hace 92 años, gestiona en el puerto de Vila. La concesión tiene vigor hasta el año 2047.

Aunque el consejo de administración se celebraba en Palma, era en Ibiza donde más se esperaba su resolución. Así, nada más conocerse la noticia, el presidente del Club Náutico, Joan Marí, mostraba su euforia sin tapujos: «Es el día más feliz no ya de este año, si no de los últimos».

Marí recuerda todas las trabas burocráticas que ha tenido que superar esta entidad sin ánimo de lucro, cuya concesión finalizó en 2010 y ha mantenido hasta ahora bajo prórrogas, sin la estabilidad de un proyecto de futuro y bajo la amenaza de grupos empresariales que optaban al mismo concurso. En concreto, la hostil candidatura que presentó la entidad Club Deportivo Básico 12 Millas, que reunía a grupos financieros y empresariales y que se creó en Madrid hace dos años solo para optar al concurso.

Hostilidad de los rivales

«Llegaron a los ataques personales contra nosotros y lo más bonito que dijeron era que no teníamos ni idea de gestionar y que las instalaciones del Club Náutico estaban hechas una pena. Nosotros estábamos atados de pies y manos desde hacía años , sin poder emprender ninguna inversión al estar prorrogada la concesión y pendiente de los nuevos concursos», lamenta Marí.

El presidente del Club Náutico prefiere «disfrutar este momento» y no quiere ahondar en los detalles de los movimientos de 12 Millas, pero sentencia que «es evidente que allí detrás hay una gente que quería hacer una marina deportiva para obtener beneficios». De hecho, esa entidad no cumplía con ninguno de los requisitos de arraigo en la ciudad o de fomento del deporte que caracterizan a las entidades sin ánimo de lucro como son los clubes náuticos.

Pese a que su candidatura era la favorita, Marí asegura que, hasta ayer, él era un manojo de nervios: «Temía que la Autoridad Portuaria diría que había algún defecto de forma y todo se volvería a retrasar».