Los últimos datos de ocupación, relativos a junio, vuelven a dar la razón a los empresarios que, desde hace unas semanas, advierten de que esta temporada no pasará a la historia por su excelencia. La caída de casi dos puntos porcentuales respecto a junio de 2016 es interpretada por algunos hoteleros, como Pedro Matutes Barceló, director general de Sirenis Hotels & Resorts, como un aviso de lo que está por llegar, entre otras cosas porque las reservas para agosto están muy debajo de lo esperado: «Da la sensación de que se está empezando a tocar techo».

Matutes coincide con Juanjo Planells, presidente de los hoteleros de Sant Antoni, en que a comienzos de la temporada «se pecó de triunfalismo, demasiado». Tanto que las tarifas se dispararon, de manera que algunos establecimientos no tienen más remedio que revisarlas ahora: «Las tarifas han subido y el mercado no te acepta cualquier precio», indica Matutes.

«Lo mismo el mercado nos ha dado un toque», sugiere Juanjo Planells tras analizar la ocupación de junio, de un 88,17%, frente al 89,52% de 2016. El presidente de los hoteleros de Sant Antoni también cree que «se han subido mucho los precios durante los últimos años» y que «es posible que se haya tocado techo». Y advierte: «Ojo, de la misma manera que estás de moda, dejas de estarlo de repente».

«Ola especulativa»

«Ola especulativa»

Y como Juanjo Riera, presidente de la patronal hotelera de Ibiza, tanto Matutes como Planells creen que la apuesta por la oferta de lujo tiene límites: «Es un asunto complejo -dice el director general de Sirenis- al que no se le verá realmente la cara hasta dentro de unos cinco años. Entonces se comprobarán los resultados de todo ese volumen de inversión en ese segmento y de toda esa enorme ola especulativa que hay sobre Ibiza».

En ese sentido, se declara «bastante escéptico»: «Hay unas expectativas de rentabilidad que ya veremos si se cumplen. Hay gente que piensa que cualquier cosa que se ponga en Ibiza va a funcionar y, además, con una rentabilidad exagerada. Lo que se haga en Ibiza, funciona, pero depende de las expectativas. Quizás esperan recuperar la inversión en equis años, cuando a lo mejor hay que añadir unos cuantos más».

El empresario se pregunta cómo «en un destino turístico como el ibicenco, que continúa siendo muy estacional, se hacen inversiones tan importantes para operar al completo durante solo dos o tres meses».

Juanjo Planells estima que, en adelante, «se debería regular el mensaje que se manda a los mercados». Lo dice en el sentido de que se ha de transmitir que «en Ibiza no todo es lujo, sino que tiene cabida todo el mundo, al haber diferentes tipos de segmentos». Pide «cautela» al respecto e incidir en otro mensaje: «Que todos son bienvenidos». «Debemos apostar por el lujo, pero no tenemos que volvernos locos».

«Se incuba una crisis, brutal en caso de que se produzca una caída de demanda»

Los precios se pueden regular, pero hay otros asuntos que no dependen de los propios hoteleros y que tienen una solución mucho más complicada: «Lo realmente preocupante es la demanda que acude a la oferta ilegal, que se ha disparado», avisa Pedro Matutes. Se trata de una situación «compleja» que, a juicio del empresario, «no ha sido valorada por los políticos, que siguen con su idea de regularización de esa oferta. No se dan cuenta de que están incubando una crisis, que será brutal como se produzca una caída de la demanda», por ejemplo si se recuperan mercados como el egipcio, el turco o el tunecino, ahora neutralizados por el peligro que comporta el terrorismo.

«Uno de los pecados que suelen cometer los políticos -comenta al respecto el director general de Sirenis- es tomar medidas legislativas en función de una situación pujante de mercado, como la habida hasta ahora, sin tener en cuenta cómo operan esas iniciativas en una situación de caída de mercado», como podría suceder si se recuperan los destinos turísticos que son competidores directos.

Matutes indica que el problema actual tiene peor pinta que el que durante años fraguó el conglomerado del Grupo Playa Sol: «Durante algún tiempo nos preocupamos porque parecía que predominaba y hacía daño en la isla un modelo de hostelería basado en incumplimientos fiscales, laborales y en una baja calidad. Pero, afortunadamente, eso lo arregló Hacienda y la Seguridad Social con una intervención que las autoridades turísticas [de las islas] no habían sido capaces de hacer en años. Ahora incubamos eso mismo en un porcentaje y montante mucho mayor de plazas y de una manera atomizada, que no habrá manera de arreglar», alerta el empresario.

«Si se mira con un poco de perspectiva, 10 años atrás, ves que todo aquello que nos daba tanto miedo lo estamos volviendo a crear, por la puerta de atrás y de una manera que será mucho más difícil de arreglar».