El sector de la náutica de recreo sufre cada vez de manera más acusada la situación de bloqueo en la Capitanía Marítima de Ibiza y Formentera, que paraliza la obtención de trámites para la matriculación y la puesta en marcha de las embarcaciones. Este ente, del que depende la ordenación de la navegación marítima y la flota civil (a excepción de la pesquera), debería tener «una plantilla como mínimo de diez personas y ahora hay cinco, lo que crea una situación de dificultad absoluta», admite el Capitán Marítimo, Luis Gascón.

La náutica de recreo supera el centenar de empresas en las Pitiusas, un sector en alza ahora frenado por la burocracia. «Capitanía se encuentra completamente desbordada, el personal no puede dar más de sí», explica el secretario de la Asociación Náutica de la patronal Pimeef, José Manuel Muñoz. Esto ha provocado que, «para sacar adelante el trabajo», buena parte de las más de 60 náuticas (la mitad de ellas asociadas a Pimeef) deban «buscarse la vida fuera de la isla, buscando capitanías en la Península con menos trabajo y contratar una empresa que lleve a cabo las gestiones que antes se podían despachar aquí de manera gratuita».

Así, Muñoz detalla que, para gestiones como «cambios de propiedad, de nombre, de lista o matriculaciones de barcos», se recurre a una gestoría, que cobra unos 100 euros por cada actuación. Según sus cálculos, una empresa náutica pitiusa ahora desembolsa «unos 4.000 o 5.000» euros anuales. «No podemos esperar los plazos que se dan aquí, ya que un proceso que antes duraba unos días ahora tarda meses», lamenta el portavoz empresarial.

Muñoz también recalca que la plantilla de Capitanía Marítima «hace un esfuerzo y tiene un comportamiento encomiable a pesar de estar desbordados, es digno de agradecer». Incluso, su máximo responsable «se muestra dispuesto a hacer los trabajos más simples para desatascar el servicio, como si un director de banco contara los billetes de un cliente que hace un ingreso», ejemplifica.

La crisis de la vivienda

La crisis de la vivienda

El embudo creado en los trámites de empresas y particulares en este organismo empezó hace «dos años», explica Muñoz, «por un par de jubilaciones y algún cambio de residencia». Al ser consultado, el capitán marítimo admite las anomalías que padece su oficina, una «precariedad laboral» que hace extensible a «la Marina Mercante, Costas, Ministerio de Fomento y otras administraciones del Estado». La razón, cómo no, el coste de la vida en las Pitiusas, sobre todo la vivienda, que impide que el sueldo de los funcionarios aptos para la plaza dé para llegar a final de mes.

Tras admitir la precariedad y la imposibilidad de «mejorar en los tiempos de tramitación», el capitán marítimo quiso recalcar que sí que se da «abasto a las cosas más importantes y prioritarias» de su competencia».

«Nuestro objetivo primordial es la seguridad marítima y está garantizada ahora mismo, pero sí que es cierto que en los temas registrales hay un problema que no podemos resolver a la velocidad que nos gustaría», explica Luis Gascón, antes de remitir a la Delegación del Gobierno para seguir tratando esta precarización, ya que no dispone de tiempo ante la carga de trabajo.