Los taxistas 'piratas' han tomado de nuevo este verano la zona de llegadas y el aparcamiento de la terminal del aeropuerto, una situación que desespera a los taxistas legales y a los establecimientos de alquiler de coches y que desborda a la Policía Local.

La Guardia Civil estableció ayer un control de tráfico a la salida y a la entrada del aeropuerto parando tanto a taxistas legales como a todo tipo de vehículos sospechosos de cometer alguna ilegalidad. Preguntados por este diario si estaban notando este año más afluencia de 'piratas', los agentes respondieron que no estaban autorizados para hablar con la prensa.

Dentro de la terminal del aeropuerto, justo enfrente de la cola de taxis legales, se apostó una unidad de la Policía Local de Sant Josep para controlar a los coches que estacionaban cerca de la terminal de llegadas. Los agentes explicaron que «este año han aumentado los taxis 'pirata'», y que «desde hace años esta situación no hace más que aumentar». Incluso apuntaron que han detectado «el doble que el anterior».

«Situación de descontrol»

La Policía admite «una situación de descontrol» porque «son menos personal que otros años». Además, señalan en cuanto a la nacionalidad de los taxistas 'piratas', que otros años eran casi exclusivamente personas de Europa del Este y que ahora «se nota mucha más presencia de sudamericanos».

Los agentes reconocen que «es normal que haya sensación de impunidad» y como medida para controlar esta situación, apuntan que «lo único que les hace daño a los 'piratas' es que les dejen sin coche, ya que las multas no las pagan y en muchos casos son personas insolventes sin nada a su nombre».

El público que captan estos transportistas ilegales son sobre todo británicos «que cogen donde pueden: dentro del aeropuerto, fuera e incluso en la propia cola de taxis» donde esperan los turistas recién llegados a la isla.

La mayor parte de los clientes de los 'piratas' son grupos de cuatro o cinco personas, normalmente jóvenes británicos. Y les captan diciéndoles simplemente: 'taxi'.

Tras aterrizar un vuelo con origen en un aeropuerto británico, se suele formar una larga cola de turistas en la parada de taxis a la que acuden los 'pirata' inmediatamente. Aparecen de la nada. Salen de dentro del aeropuerto y de coches aparcados en el parking.

Tras dos horas de observación se constata un modus operandi Eligen a los viajeros en la terminal de llegadas y los llevan hasta el lugar más alejado del aparcamiento del aeropuerto, donde nadie les ve. Allí negocian el precio del trayecto mientras introducen el equipaje en el maletero, con los turistas todavía fuera del vehículo.

Responsables de 'rent a car' explicaron que la situación se repite cada año y que los 'pirata' «pasean con total impunidad» ante sus negocios «ofreciéndose para llevar a los visitantes donde quieran». Los trabajadores de estas empresas, que prefirieron no dar sus nombres, repiten con enfado para exponer el problema: «Es como siempre pero más» o « el taxi ilegal es legal en Ibiza».

Un turista español confesó a este diario: «Mientras me dirigía al mostrador del 'rent a car' , hasta tres 'piratas' diferentes se me han acercado para ver si quería un taxi». La mayor parte de los profesionales que sufren a diario este problema prefieren no dar sus nombres por miedo a represalias. En esencia, «no quieren líos».

Los trabajadores y encargados de las cafeterías del aeropuerto tienen prohibido opinar sobre este tema. Sólo dicen que «se mantienen al margen».

Los taxistas no ven solución

Por su parte, los taxistas legales, el sector más afectado por esta oferta ilegal, no ven una solución. Cada verano observan más 'piratas', algunos que repiten cada año y vehículos con matrículas «conocidas por todos». No obstante, admiten que este año todavía no han tenido «conflictos con ellos». «Pero da rabia que se pongan delante tuya y no puedas hacer nada», denuncian.

Los taxistas han detectado este verano una evolución en la forma de actuar de los 'piratas'. La mayor parte viste como los turistas: camisetas, bañador, sandalias... Utilizan esta vestimenta para camuflarse entre ellos y pasar desapercibidos a los ojos de los taxistas legales y de la policía.

Pero ahora algunos llevan traje para aparentar buena presencia y se ofrecen para llevar a los turistas a hoteles de cuatro y cinco estrellas, a restaurantes de prestigio o a establecimientos lujosos de la isla.

Visto desde fuera, aparte de causar una mejor impresión que el taxista 'pirata' tradicional, esta nueva variante recuerda a los chóferes de empresas que también están en conflicto con los taxistas legales, como pueden ser Uber o Cabify.

Algunos taxistas prefieren no hacer declaraciones, bien por enfado con las instituciones públicas, porque directamente están «hartos de la situación», o porque «no quieren meterse en problemas con nadie».

Pero el problema no sólo no ha desaparecido, a pesar de las medidas anunciadas por las administraciones. Sigue creciendo de manera imparable.