La presentación del informe técnico del Consell que acompaña la propuesta de reserva marina en el nordeste de la isla evidenció que el colectivo de pescadores anhela esta figura como su última gran esperanza para revitalizar el sector, duramente castigado en los últimos años y con pocos visos de remontar a corto plazo. Así lo revelan las cifras de la Cofradía de Pescadores de Ibiza: de 56 barcas que faenaban a principios de los años noventa, se ha pasado a las 30 de la actualidad.

El estos datos abarcan la actividad de los profesionales de la zona de levante de la isla, entre ellos los que faenan en las 8.796 hectáreas que se pretenden proteger, ya que los pescadores de poniente se integran en la Cofradía de Sant Antoni. «Tenemos muy complicado el relevo generacional», lamenta Xicu Cardona, quien confía en que la reserva «ayudará a que los jóvenes se incorporen al sector cuando vean que se han mejorado los resultados».

El previsible aumento de la productividad en las capturas, tras la puesta en marcha de medidas reguladoras en la pesca y actividades náuticas, no se presenta como un brindis al sol, sino que cuenta con el antecedente de la Reserva Marina de es Freus, la única de las Pitiusas. El estudio, elaborado por Carles Barceló, detalla que la riqueza pesquera del nordeste de Ibiza se centra en 38 especies pertenecientes a 14 familias diferentes, pero además ofrece gran potencial para alojar más recursos, tal y como ha sucedido en la Reserva Marina de es Freus con s'Espardell.

Por el contrario, Tagomago contaba con uno de los caladeros más importantes de gerret, hasta que fue destrozado con bloques de hormigón colocados como muertos para el fondeo de embarcaciones de recreo. Estos puntos de fondeo irregulares, repartidos por otros puntos de la isla, no son la única amenaza para los caladeros tradicionales, ya que se han llegado a encontrar emisarios ilegales en otras zonas de faena.

Autoridad Portuaria

Otra de las principales reivindicaciones de la Cofradía de Ibiza, que tiene su sede en el puerto de Vila, es que el muelle pesquero deje de ser una zona abierta y de tránsito libre. En los últimos años, las embarcaciones han sufrido robos, como la sustracción de GPS, además de diversos desperfectos en los artilugios de pesca.

El conseller Miguel Vericad aprovechó la presentación de ayer para anunciar que la semana que viene se reúne con el presidente de la Autoritat Portuària de Balears, Jaume Gual, a quien expondrá las quejas de los pescadores por el desamparo que sufren. «El muelle pesquero se encuentra en una zona de tránsito entre las principales zonas de fiesta de Vila», argumenta Vericad, lo que aumenta las posibilidades de actos vandálicos como los sufridos en los últimos tiempos.