Hasta 10 millones de chorros gigantescos de materia salen despedidos de la superficie del Sol a toda velocidad en un solo momento. A pesar de su abundancia, estos 'jets' de plasma, denominados espículas, suponían un misterio porque no se entendía cómo se formaban, ni si influían en el calentamiento de las capas exteriores de la atmósfera del sol o el viento solar. Ahora, por primera vez, un equipo científico ha revelado su naturaleza combinando simulaciones e imágenes tomadas con el espectrógrafo IRIS de la NASA y el telescopio solar sueco del Observatorio del Roque de los Muchachos (Garafía, La Palma).

Este estudio ha sido liderado por el ibicenco Juan Martínez-Sykora, investigador del Lockheed Martin's Solar and Astrophysics Laboratory (California, EE UU) y astrofísico por la Universidad de La Laguna (ULL), y se publica hoy en la prestigiosa revista Science, que es una referencia internacional en ciencia.

El artículo se titula ' On the generation of solar spicules and Alfvénic waves', y supone, en suma, el descubrimiento del origen de las espículas solares.

«Una cadena de eventos»

«Una cadena de eventos»

Martínez-Sykora explica que lo que provoca las espículas es «una cadena de eventos». «Al final lo que lo detona es la 'liberación' de la tensión del campo magnético en la parte baja de la atmósfera solar, conocida como Cromosfera. Esta tensión se genera en las proximidades de la superficie del sol por los movimientos aleatorios de ebullición. Y a continuación, la presencia de partículas neutras facilitan que el campo magnético que contiene dicha tensión atraviese la superficie. La interacción entre partículas cargadas y neutras juega también otro papel fundamental, porque ayuda a liberar la tensión como si de un latigazo se tratase», relata.

Martínez-Sykora es hijo de la conocida profesora de piano Vera Sykora. Tal y como explicaba en 2014 a Diario de Ibiza en una entrevista, su pasión por este campo comenzó leyendo revistas de astronomía cuando era muy crío. «Me dije: 'aquí no sabe nadie nada así que tengo alguna posibilidad de averiguar cosas'. Me fui a Canarias, donde hice la carrera de Astrofísica. Allí me entusiasmó una materia en concreto, que es la mecánica de fluidos, y empecé a enfocar mi carrera en esa dirección: crear códigos numéricos para explicar cómo se comportan los fluidos, sobre todo en el sol. Me dirigió Fernando Moreno, catedrático de la Universidad de La Laguna, que fue básicamente mi inspiración. Y una vez acabada la carrera y el máster me animó a irme a Noruega a hacer la tesis en la Universidad de Oslo [concretamente en el ITA, Institutt for Teoretisk Astrofysikk]», relataba el ibicenco, que gracias a que en Oslo consiguió dominar un código numérico que está en la vanguardia de este sector, consiguió que se interesaran por él en Estados Unidos, donde suele trabajar en proyectos financiados por la NASA.