El año pasado se empezó a notar una tendencia entre los usuarios de Cáritas que provocó «que saltaran todas las alarmas». «Nos encontramos con gente que venía con un trabajo estable, de todo el día, a por ropa o por comida porque con el dinero que ganan no les llega para pasar el mes», apuntó el presidente de Cáritas en Ibiza, Joan Marí, que calificó esta situación de «una de las más graves» que ha visto en Ibiza.

Alertados por esta tendencia, en Cáritas ya no solo visitan a las empresas para pedirles dinero, sino para explicarles la situación de muchos trabajadores a los que su salario no les alcanza para cubrir las necesidades básicas.

Otro de los problemas que acechan a la sociedad ibicenca es el de la vivienda. «La vivienda es la base de todo, la esencia; cuando pierdes la vivienda, pierdes la cama, el techo, la dignidad...», señaló Joan Marí.

En este sentido, tanto Joan Marí como Gustavo Gómez, aplaudieron los dos centros sociales proyectados en Ibiza, el de es Gorg y el nuevo albergue. «Son importantísimos, el de es Gorg es fundamental para poder atender a mucha gente que ahora mismo no tiene nada y que está en la calle», dijo y recordó que la obligación de un ayuntamiento es dar cobijo a la gente que no tiene recursos. Por eso lamentó la poca sensibilidad de algunos vecinos con este asunto. Sensibilidad que, recordó, tampoco se tuvo cuando se quiso llevar Proyecto Hombre a Can Misses o el comedor en el edificio de Sa Real.

Marí deseó que las administraciones pudieran disponer de un presupuesto acorde con las necesidades sociales, «como un chicle», que se pudiera estirar más o menos en función de la demanda. Y achacó también el problema a la explosión demográfica de la isla, «donde ya no es fácil encontrar una vivienda para cualquiera».