¿Ibiza se ha convertido en una isla de ‘piratas’?

Históricamente, Ibiza ha sido una isla de corsarios. Los que hacen una actividad ilegal (taxis pirata, chefs a domicilio…) ya no vienen el 1 de abril, sino cuando empieza el negocio, el 1 de junio, y se marchan el 20 de septiembre. Los costes que soportamos las empresas [todo el año]son brutales y si en la puerta de al lado están haciendo el mismo trabajo que tú con presupuestos mucho más baratos... entonces apaga y vámonos. Durante la crisis se dio mucho.

¿Se ha ‘profesionalizado’ la piratería en la isla?

En según qué sectores sí.

¿Qué sectores sufren más las consecuencias del intrusismo?

A ver, talleres de automoción ilegales… hay mecánicos de 40 nacionalidades haciendo cambios de aceite y reparaciones que son temerarias. Cualquier mecánico va a una tienda de recambios y le venden una pieza que se va a poner en un coche. Lo de los taxis es lo más llamativo. Ahora mismo también hay auténticas mafias en el alquiler. Hay gente que amenaza a los propietarios para que les alquilen sus pisos [para explotarlos].

¿Cómo se puede cambiar la imagen de la falta de control en Ibiza y de que aquí todo vale?

El efecto llamada. Se puede hacer con inspección y sanción. La conselleria de Trabajo está en ello. El plan de inspecciones ha dado muy buenos resultados. Se han detectado sectores en los que se contrata personal por media jornada pero la trabajan completa y cobran en ‘B’. Hay gente que hacía auténticas barbaridades. Para aquel que tiene toda su plantilla contratada como corresponde y a la que le suma refuerzos supone una competencia desleal brutal.

¿Pero es suficiente este plan de inspecciones?

Es suficiente si… nos gustaría que se alargara todo el año. Pero no sólo inspección, también que cuando alguien acude a un punto de venta (de materiales) se le pida su alta fiscal. Yo tengo una empresa de distribución de fruta y que alguien venga y te pregunte: ‘¿Me lo haces sin IVA?’ es de república bananera. Esto pasa y tienes que explicar a la gente, que lo sabe muy bien, para qué sirve el IVA: para pagar a nuestros médicos, maestros...

¿Se ha avanzado algo desde que se empezó a alertar a las instituciones sobre este problema?

Se ha avanzado porque no se hacía nada.

¿Pero ha aumentado o no el intrusismo?

Al haber un incremento de actividad… el intrusismo aumenta. Quizá haya una sensación de que ha aumentado, pero hay un control. Se han incrementado las incautaciones de fruta de venta ambulante, pero porque también ha subido el número de vendedores. No es un delito, sino una falta administrativa sancionable. Hay que tener muy claro cuándo alguien lo hace para subsistir o cuándo se trata de mafias. Eso es lo que hay que buscar.

¿Cree que el servicio de taxi actual es acorde con las necesidades de la isla o debería haber más licencias en verano?

Siempre he dicho que primero hay que saber a cuántos turistas damos servicio. Hasta entonces, no podemos saber qué infraestructuras necesitamos. Si en agosto hay 300.000 turistas [es un número ficticio], hay que dar servicio a todos ellos. En mi empresa tengo que repartir la fruta igual en abril que en agosto, lo que me obliga, en verano, a incrementar plantilla y vehículos.

¿Pero los taxistas [titulares de licencia] son reacios a aumentar la oferta?

No es la mano de Dios la que te concede una licencia. Hay una Administración que tiene que garantizar unos servicios y los taxistas tendrán que adaptarse a la realidad de la isla. Hay que dar servicio a los clientes. Si necesitamos 200 licencias más en agosto… yo no digo cómo se tienen que dar ni a quién. Si las necesitamos, las necesitamos. Si en agosto tenemos 100.000 visitantes, por decir una cifra, tendremos que contar con infraestructuras para todos estos turistas, o no dejamos entrar más.

¿Ibiza está masificada?

35 días al año existe sensación de masificación. Si se desdobla la carretera de Santa Eulària, esa sensación va a bajar. Si se aparca en todas las esquinas del Parque Natural de ses Salines vamos a tener esa sensación de saturación. Hagamos un aparcamiento reglado donde corresponda. Por ejemplo, en Lanzarote aparcas en un sitio y un microbús te lleva a pasear por todo el Parque Nacional de Timanfaya.

¿Qué piensa de las medidas que se han planteado en las Pitiusas para restringir la entrada de vehículos de fuera o de gravar un impuesto por ello?

Lo que no puede ser es que no sepamos el número de vehículos de alquiler que hay en Eivissa en julio y agosto. No sabemos cuántos coches meten en la isla las empresas de fuera. Esto crea sensación de saturación en las carreteras. Igual que con los taxis, si sabemos que la isla necesita, por decir algo, 4.500 vehículos de alquiler que sea ésta la cantidad. Si las empresas regladas de la isla tuvieran entre todas 2.500 coches, sólo podrían entrar 2.000 más. Y las que vengan de fuera que paguen aquí el impuesto de circulación y el desgaste que causan en la isla mientras hacen negocio. No puede ser que en agosto empresas locales tengan coches sin alquilar porque algunas multinacionales han metido en la isla no se sabe cuántos a coste cero.

¿Y la Administración no hace nada contra esta práctica?

Dice que está atada de manos, que no hay suficiente personal para inspección, que no está claro… que hay un limbo [legal]. No es fácil luchar contra eso, pero al final tendremos que aprobar normativas locales aunque luego Europa nos las eche para atrás. Un vehículo que entra en la isla a ejercer una actividad sin sede fiscal en Balears o el Estado español debe tributar 600 euros y luego que venga Europa y diga si es ilegal. Pero prefiero eso a tener empresas en las Pitiüses sufriendo ese acoso. Pero los políticos o los técnicos de la Administración no se mojan. Es muy fácil decir que les pueden acusar de prevaricar, pero al final los que nos comemos el sapo somos los de aquí. Tú explicas eso a un empresario y te responde: ‘Te ya pareces un político’. Es que son las reglas del juego en las que nos tenemos que mover, que no me gustan.

¿Las pimes también sufren para contratar personal por el problema de la falta de vivienda?

Tenemos el mismo problema que otras empresas más grandes porque necesitamos contratar personal de fuera para algunas cosas. ¿Y qué haces? Pagamos entre un 10 y un 15% o más de lo que se pagaba antes. Antes, por 500 ó 700 euros, entre varios compañeros alquilaban un apartamento de 50 metros. Pero cuando se multiplica el precio por dos y por tres… En Ibiza con el salario mínimo interprofesional nadie puede vivir.

¿Hay que poner un límite al alquiler turístico?

Limitar el alquiler turístico es una de las claves. Lo que no puede ser es que en un piso, con una cédula de habitabilidad para cinco o seis personas, vivan 10 ó 15. Se tiene que hacer cumplir la ley. Y las viviendas vacacionales se han de ubicar donde no interfieran con las zonas residenciales. Los dos usos no se pueden mezclar. El alquiler turístico se debe regular muy bien, desde las Pitiüses. Al final se ha convertido en mafias, que alquilan bolsas de pisos a días, semanas. Es una barbaridad. Cuando se firma un contrato con un inquilino, éste no puede realquilarlo. No hay que hacer más leyes, sino hacer cumplir las que ya existen.

El exconseller Albert Prats logró que la Comisión Nacional de la Competencia sancionara a las compañías navieras por pactar precios y condiciones en Balears. ¿Tras esa resolución se produjo un cambio en la situación?

La cosa no ha cambiado prácticamente. Tenemos dos navieras que no se hacen competencia entre ellas en precios y frecuencias. Hemos hablado con Acciona y Balearia. Son empresas y, como tal, tienen que generar unos beneficios. No les tenemos que pedir a éstas que bajen los precios, sino que son los gobiernos los que tienen que subvencionar el transporte. Los costes de las navieras, para mantener un barco por ejemplo, son brutales. El problema se da cuando no hay una competencia real en una línea. Tenemos que pedir al Estado que el transporte en Balears sea acorde con el que cuenta el resto del Estado.

¿Qué le parece el trato distinto del Gobierno a la hora de subvencionar el transporte de mercancías marítimo de Canarias, en comparación con Balears?

Canarias está considerada como una región ultraperiférica y parte de la subvención es europea. El Estado está obligado a darle más concesiones que al resto. Esto está muy bien para los canarios, pero lo que no puede ser es que en Balears estemos tan mal valorados y mal subvencionados por el Estado. Lo que va a pasar ahora en Balears [la subida del descuento de residente de los vuelos entre islas al 75%] no es ninguna concesión del Gobierno porque nos lo merezcamos, sino que está obligado a hacerlo por ley tras dárselo a Canarias [para lograr el voto del diputado de Nueva Canarias para la aprobación de los presupuestos generales del Estado de este año]. Todo esto viene de una negociación política. ¿Somos cartas que se cambian? Las concesiones que ha obtenido Canarias, las tendríamos que tener en Balears hace 20 años. Y no me refiero sólo a un partido político, sino a los que han gobernado el Estado en los últimos años.

¿Cómo se entiende que la sociedad pitiusa no se rebele contra esta situación, como sí hizo, por ejemplo, en contra de las prospecciones petrolíferas?

Porque creemos que no se puede hacer nada. Porque nuestros políticos, de diversos colores, nos han demostrado que no se podía hacer nada. No es que sea nuestra culpa, que seamos sumisos. Los dos grandes partidos que han gobernado en los últimos años en España nos han demostrado que no se ha llegado a nada tangible. Se ha hecho un trabajo de base, los presupuestos son los que son y tienen que dar de comer a todo el Estado… Nos hemos reunido con empleados de la Administración del Estado, como Justicia, Hacienda, las fuerzas de seguridad. Cuando un policía te cuenta su realidad, que está ganando lo mismo que un compañero en Toledo, sólo 60 euros más al mes, te preguntas: ¿qué estamos haciendo? Lo que nos cuesta vivir en la isla no se puede comparar con lo que vale hacerlo en Valencia o Barcelona. Nos hemos creído que ya no se podía hacer nada.

El estudio que elaboró la Pimeef sobre el sobrecoste que soportan las empresas y ciudadanos de las Pitiüses por la doble y triple insularidad ha quedado en papel mojado.

Esos datos se han expuesto en el Congreso de los Diputados. Queda en papel mojado en el momento en que no hemos recibido unos resultados factibles. No disponer de una mayor oferta de navieras con precios más competitivos… nos quedamos ahí, parece que nuestra lucha no sirve para nada. Genera sensación de cansancio, de agotamiento. Cuando hemos salido a la calle hemos obtenido resultados, pero tampoco podemos estar todo el día en la calle.

¿Se han quedado muchas pimes por el camino con la crisis?

La ventaja del empresario local en las Pitiüses es que en muchos casos cuentan con locales propios. Las empresas que se quedaron por el camino son las que, con tres o cinco años de antigüedad, abrieron, por ejemplo, un centro en Vara de Rey y pagaban por el alquiler del local 3.000 euros. Y cuando vino la crisis todo se fue para abajo. Empresas de nueva generación, que se crearon con un endeudamiento importante, fueron las que realmente cayeron.

¿Y se están volviendo a crear empresas?

Se están creando muchas empresas de autónomos, pero que hacen teletrabajo en una oficina pequeña con poca contratación. Vuelve a haber crédito, pero hay dinero para proyectos muy concretos y viables. Las alegrías de hace unos años en los que, con la escritura de un piso, el banco te daba el 120% de su valor han desaparecido.

¿La gente se anima a invertir?

La que lo ha pasado mal y ha sufrido está ahí…. La que más se anima es la gente joven, pero desde la profesionalización, con un plan de viabilidad. Ya nadie se tira a la piscina de cualquier manera.

¿Cómo se explica que Cáritas y Cruz Roja atiendan a tanta gente con necesidades básicas en una isla que tanta riqueza genera con el turismo?

Es difícil ponerle cara a eso. Se piensa equivocadamente que aquí se forra todo el mundo. Hace muchos años que no es así. Las pimes estamos sobreviviendo y manteniendo empleo, y basta. Una clave importante sobre lo que me pregunta es la economía sumergida existente, que supone un empobrecimiento. Las empresas que no hacen las cosas bien se aprovechan de mano de obra barata. Y si no quieres trabajar por 7,5 euros a la hora, habrá otro que lo querrá hacer por 6,5 euros. Por eso vivimos con gente en el umbral de la pobreza. Es la doble cara de la isla. Las pimes nunca hemos estado en contra de subir el salario mínimo interprofesional. Desde hace años pagamos mucho más. Que las grandes empresas asuman también estos costes.