«Sientan orgullo por la sobrasada de Ibiza», conmina a los ibicencos Txaber Allué, bloguero cuyos tutoriales culinarios triunfan en YouTube. Sin complejos, recomienda: es uno de los productos más sabrosos de la cocina mediterránea y nada tiene que envidiar a la que se prepara en Mallorca, mucho menos al sucedáneo con textura de paté que se vende en algunos supermercados. Ni al jamón ibérico, faltaría más, se atrevían ayer a apuntar algunos expertos en el 'Taller magistral de creatividad con sobrasada', celebrado en un salón del hotel Aguas de Ibiza.

Todos los chefs que participaron en el gastroevento coinciden en que hay vida para la sobrasada autóctona más allá de lo típico: calentarla sobre unas brasas. Para Xesc Reina, maestro charcutero y creador de 'La sobrasadería' de Can Company, es el 'avecrem' de la cocina: «Es un potenciador de sabores. Yo la echo en todo». Por ejemplo, en pequeñas bolitas sobre algunos guisos. María José San Román, chef del restaurante Monastrell, que tiene una estrella Michelin, hizo ayer lo propio con un exquisito arroz a banda: repartió estratégicamente lágrimas del embutido pitiuso sobre una plancha para que, con el calor, se diluyeran en el cereal y le imprimiera su característico sabor.

Lo curioso es que ni San Román ni Xesc Reina tenían hasta ahora referencias de la sobrasada ibicenca, algo que sorprendió a Vicent Torres, Benet, director insular de Turismo: «Pues eso significa que tenemos que trabajar más el producto local». Ese desconocimiento es muy significativo: San Román tiene su restaurante en Alicante; Reina trabaja en sa Pobla (Mallorca). Estaban a tiro de piedra, pero ignoraban que existiera esta delicatessen. Algo falla.

Allué, el 'cocinero fiel', sí la conocía. Sus primeros 10 años de vida los pasó en la isla. Cuenta que uno de los momentos inolvidables de aquella época era cuando, los domingos y en familia, pinchaba un trozo de sobrasada en un palo y lo calentaba en la chimenea. No faltaba el pan payés tostado en esas mismas brasas. Pero hay que evolucionar, recomienda este youtuber que saltó a la fama con un tutorial sobre cómo preparar una tortilla española: «Hay una necesidad constante de innovar». Aun cuando el producto, como es el caso, «no lo necesite». Por ejemplo, recomienda insertar la sobrasada en el corazón de un maki de sushi, envuelto en un delicado dumpling o latiendo, bien caliente, en un rollito de primavera.

«La gente es superficial», dice Allué. Nos dejamos influir por las modas, por cualquier estímulo, por bobo que parezca. Si BMW lleva varios lustros vendiendo la experiencia de conducir sus coches (a veces ni los enseña en los anuncios), por qué no convertir la sobrasada en un souvenir: comerla durante un viaje es una vivencia más gratificante y su recuerdo será más indeleble (su sabor deja huella en nuestro cerebro) que un pin o un imán para el frigorífico, según Allué.

El videoblogger niega que no haya interés por la sobrasada. Su blog ha registrado 300.000 descargas de platos que contienen ese embutido entre sus ingredientes. Por eso recomienda sentir más orgullo por ese alimento, dejarse de complejos, venirse arriba, creérselo. Como hizo ayer el chino 'Julio' Jongping Zhang, célebre por su fusión de la cocina de su país con la española y que, hasta hace pocas semanas, tampoco había oído hablar que existiera el manjar ibicenco. Con maña y un soplete, ayer, en directo, lo combinó con albahaca, jurel marinado, sésamo y vieiras, hasta elevarlo a la categoría de delicia sublime.