La plataforma rocosa situada en el acantilado de Platges de Comte ya ha quedado libre de vehículos. El Ayuntamiento de Sant Josep colocará entre ayer y hoy grandes piedras en el contorno de la carretera, el tramo final del acceso a la playa, para impedir el paso de coches.

Tampoco se podrá aparcar en el lateral de la carretera, según explicó el alcalde, Josep Marí Ribas, Agustinet, que presentó el cambio de imagen de este tramo tan concurrido del litoral de poniente junto al presidente del Consell, Vicent Torres, y la consellera de Territorio y Movilidad, Pepa Marí. «Es el primer día en que no hay coches aquí, creo que desde el inicio de los tiempos. Los fenicios ya debían aparcar aquí», bromeó Marí Ribas.

El alcalde explicó que durante los próximos días habrá más presencia policial y servicio de grúa (por si se necesita retirar algún coche mal aparcado) para dejar el acceso a la playa limpio. La zona de aparcamiento se sitúa en un terreno privado arbolado ubicado a unos 300 metros de la playa que ya se utilizaba como parking.

Marí Ribas considera que este aparcamiento, que, salvo el cartel de la entrada, no cuenta con ningún servicio ni área delimitada, tendrá capacidad suficiente para todos los vehículos. Sobre el acantilado se llegaban a concentrar más de 300 vehículos, según el alcalde. «Era una barbaridad», remarcó.

El presidente resaltó «la valentía» del Ayuntamiento y subrayó que esta iniciativa es «un paso más» hacia «el cambio de modelo» en movilidad y en «la colaboración» con los municipios.

Pepa Marí explicó que se facilitará el acceso a la playa, con un incremento de las frecuencias del autobús (el tíquet cuesta 2,90 euros), que pasará de siete a 12 diarias tanto de ida como de vuelta. La ampliación del servicio, que sale de Sant Antoni, se ofrecerá desde el 1 de junio hasta el 10 de septiembre. Ahora se cubrirá la franja del mediodía, anteriormente inexistente, y además se ampliará en el tramo del atardecer para la puesta de sol, uno de los atractivos de esta zona. «La gente viene aquí no sólo a bañarse sino también a ver cómo se pone el sol. Esta es casi una playa chill-out de por sí que no necesita chiringuitos», resaltó la consellera.

Así, entre el 1 de junio y el 31 de julio el último trayecto de regreso saldrá a las 21.45 horas (la temporada pasada el último salía a las 18.45 horas), pero se irá avanzando a medida de que se acorte el día.

La consellera explicó que se está trabajando con la idea de implementar este mismo verano otras iniciativas similares en otras zonas de la costa masificadas, aunque no quiso desvelar en cuáles. Marí reconoció que ya es «un poco tarde», pero que aunque sea en junio, «vale la pena».

Queja del restaurante

Queja del restaurante

El alcalde recordó que aún queda pendiente una segunda fase, con el cierre del acceso del tráfico a la zona norte, donde se encuentran otros dos restaurantes, aunque reiteró que seguramente se aplicará el próximo verano.

Marí Ribas resaltó que son los propios empresarios los que le animan a hacerlo. Poco después, llegó Manel Aragonés, director del restaurante Sunset Ashram, quien se quejó al alcalde por la imposibilidad de poder aparcar «uno o dos vehículos» junto a su negocio.

Ahora, sólo se permite la entrada de vehículos para carga y descarga. Aragonés explicó al alcalde que a diario se ve obligado a hacer más de 10 viajes entre el restaurante y su oficina, a lo que Marí Ribas le respondió que estaba abierto a buscar una solución.

Posteriormente, en declaraciones a la prensa, Aragonés aprueba el cierre de la zona de aparcamiento y, de hecho, destacó que ya planteó este proyecto «hace cinco años», pero reivindica la posibilidad de estacionar uno o dos coches. «Tengo 64 años y un pie un poco mal. Tengo que hacer a diario 12 viajes y dejar el coche a un kilómetro [en verdad menos de 300 metros], me parece un poco fuerte». Aragonés también pone otro pero a la iniciativa. «Veo un problema muy grande de seguridad. Al dejar los coches ahí detrás, sin control, puede haber robos», advirtió.