El sector náutico pitiuso cree que señalar a las anclas como las únicas culpables del retroceso de las praderas de posidonia es erróneo. «Las verdaderas agresiones que están dañando a la posidonia son los vertidos de salmuera de la desaladora, además las fugas y vertidos de los emisarios de fecales de las depuradoras y el aumento de la temperatura del Mediterráneo por el calentamiento global. Se pierde posidonia donde hay desagües, no donde se fondea», subraya José Manuel Muñoz, secretario de la Asociación Náutica de la Pimeef, que preside Ramón Díaz. La agrupación concluyó ayer con éxito de ventas la XXV Feria Náutica en Santa Eulària.

Desde el sector admiten que el impacto de un ancla como la del yate 'Turama' o las de barcos de ese tamaño hacen mucho daño, pero matizan que los propietarios de pequeños barcos «no fondean sobre posidonia porque el ancla garrea [no agarra fondo], es como poner un coche en una cuesta sin freno de mano», describe Muñoz.

«Contrariamente a lo que se dice no son las 'aguas negras' de los yates el origen de los vertidos sino el mal estado de los tubos de los emisarios», remarca el secretario de la asociación, que apunta que «un buen destino para el dinero recaudado de la ecotasa sería invertirlo en la mejora de estas canalizaciones para prevenir fugas de fecales».

Muñoz lamenta que se demonice al sector náutico, «que representa el 20 por ciento del PIB balear y genera riqueza y puestos de trabajo», cuando el foco del problema «es otro» y considera que se está apostando por legislar sobre los fondeos, en el llamado decreto de posidonia, cuando lo que necesita la costa ibicenca «es invertir dinero [en las infraestructuras de desalación y depuración] para evitar los vertidos».

Los ibicencos, perjudicados

El secretario de la asociación náutica alerta de que una legislación muy estricta de los fondeos «va a perjudicar a los ibicencos que salen a pescar o a navegar en barcos pequeños. La mayoría tiene barcos de seis o siete metros de eslora», apunta. «Estas personas no pueden permitirse un amarre y no hay amarre social en Ibiza, así que tienen que fondear. ¿Dónde va la gente que no puede pagar un amarre?», se pregunta Muñoz, que recuerda que el sistema de concesiones de los puertos deportivos hace que se cedan a la oferta más alta, lo que repercute en el alto precio de los atraques. «El pequeño navegante no va a poder acceder al mar», lamenta.

Así, el sector náutico teme que el decreto de posidonia «acabe por fastidiar a los pequeños propietarios de barcos. Si se hacen unas prohibiciones tan demoledoras nos afecta directamente», concluye el portavoz.