El Ayuntamiento de Sant Antoni mejorará este año el sistema de acceso a Cala Salada mediante la reducción a la mitad de la cuantía del billete de autobús que va desde Sant Antoni a este popular enclave playero. En concreto, según anticipó ayer el concejal de Medio Ambiente, Pablo Valdés, se prevé que el precio por trayecto pase a ser de dos euros, que será sólo un euro en el caso de residentes. El verano pasado el billete costaba cuatro y dos euros, respectivamente.

Además, el nuevo contrato (que tendrá una duración de dos años, porrogable a otros dos) incorporará otras mejoras, como la instalación de dos casetas de madera en el puesto de control de acceso, que sustituirán a la sombrilla y la silla que había el pasado verano. Asimismo, se cambiarán las grandes piedras que delimitaban el camino por unas barandillas de madera, añadió el concejal.

En cuanto a los horarios y las frecuencias del autobús, serán las mismas que en el pasado verano, en vista de los buenos resulados que dieron, a juicio del equipo de gobierno.

Pablo Valdés añadió que la intención del equipo de gobierno es poner en marcha el operativo de Cala Salada a mediados de mayo, o a principios de junio a más tardar. Ayer mismo, concluyó el plazo de presentación de ofertas al concurso.

Más turistas que antes

Sin embargo, el hecho de restringir la entrada de coches en Cala Salada no está conllevando una reducción del número de visitantes, sino todo lo contrario. Así lo han asegurado a este diario tanto el conseller insular de Medio Ambiente, Miguel Vericad, como el concejal de este área de Sant Antoni.

Pablo Valdés explicó que sólo los pasajeros llegados en autobús en algunos momentos punta del verano ya superan a todos los que llegaban antes por cualquier medio a la playa.

Estudio de capacidad de carga

De hecho, al objeto de fijar la cantidad óptima de visitantes que puede recibir Cala Salada y el resto de playas del municipio, el Ayuntamiento de Sant Antoni ha contratado una consultora ambiental para determinar la «capacidad de carga» de todas ellas. Valdés señaló que es preciso establecer esta cantidad de usuarios sobre todo por razones de seguridad. «Realmente, basta el sentido común para saber cuándo se supera la capacidad de carga de una playa, pero queremos tener este estudio para tener algo en lo que poder apoyarnos a la hora de tomar medidas», señaló.

Este será el segundo año en que se pondrá en marcha el operativo de restricción de vehículos privados en Cala Salada y la valoración que hace el equipo de gobiero es «altamente positiva», si bien afirma haber tenido en cuenta algunas sugerencias de los vecinos para introducir mejoras de cara a este verano.

Por otra parte, el Consell de Ibiza y el Ayuntamiento de Sant Joan están ultimando los detalles del plan de regulación de accesos a Benirràs, en el que han estado trabajando conjuntamente durnate los últimos meses. Ninguna de las dos instituciones quiere desvelar el contenido de este proyecto, llamado a poner orden en esta cala, el punto más masificado de toda Ibiza durante el verano, como consecuencia de la llamada Fiesta de los Tambores. La propuesta de actuación será presentada próximamente en rueda de prensa.