A 350 kilómetros por hora, dos bimotores SB2 Tupolev sobrevolaron como una exhalación Vila a las 19.12 horas del 29 de mayo de 1937 y tiraron, cada uno de ellos, dos bombas de 250 kilos sobre el acorazado alemán 'Deutschland' (pensaban que era el crucero 'Canarias'), anclado en el antepuerto, entre es Botafoc y s'illa Negre. Las dos que lanzó el piloto Khovansky, alias El Carnicero (su oficio antes de la guerra), dieron en la diana y mataron a 31 marineros alemanes. Las otras dos cayeron justo al costado del buque: una directamente al agua, mientras que la otra (que no explotó) atinó a hundir la falúa del comandante, que se hallaba amarrada al buque de guerra, tal como explica José María Prats Marí en el libro 'El bombardeo del acorazado Deutschland'.

Estas dos últimas bombas reposan desde entonces, desde hace 80 años, en el fondo del mar, a escasos metros de Vila. Las FAB 250 que portaban los Katiuskas (apodo dado por los españoles a esos aviones soviéticos en recuerdo a la zarzuela homónima) pesaban 238 kilos y contenían 114 kilos de carga explosiva a base de trilita, que podía producir una onda expansiva de 600 metros de radio. El dique de es Botafoc está situado a unos 200 metros de donde tanto ese investigador como el historiador Pere Vilàs Gil creen que aún permanecen sumergidas.

En los alrededores de los islotes de es Daus, a unos 1.000 metros al sur de donde se hallan esas dos pesadas bombas, los buceadores de la Armada y el cazaminas 'Segura' neutralizaron el fin de semana del 18 al 19 de marzo ocho proyectiles que yacían en esas aguas. ¿De dónde procedían, de qué época eran? Lo primero que señala al respecto Vilàs es que no son bombas de aviación, sino proyectiles de artillería. Y, en ese sentido, descarta que procedieran de los cañones navales Vickers de 101,6 mm de las baterías de s'illa Grossa o de es Corb Marí: «Yo fui jefe de línea de Artillería la última vez que se hicieron prácticas en es Corb Marí (alrededor de 1964) y como blanco usábamos s'Illeta Negra Grossa, a poniente de es Penjats (es Freus). Que yo sepa, nunca se disparó sobre es Daus, y menos desde es Cap Martinet, que estaban demasiado cerca».

A su juicio, «esos ocho proyectiles neutralizados tienen su origen en el bombardeo al que fue sometida la ciudad de Ibiza por la escuadra republicana (dispuesta en tres líneas: una a la altura de Santa Eulària; otra frente a es Cap Martinet, y la tercera en la perpendicular de es Daus) momentos después del ataque al 'Deutschland' por los Skorostnoi Bombardirovschik (de ahí el acrónimo SB: bombardero de alta velocidad en ruso)». Duró 20 minutos y causó nueve muertos. Los obuses impactaron en la Marina, la plaza del Mercat Vell, frente al actual bar Marisol, en el paseo Vara de Rey y en el Portal Nou.

¿Se quedaron cortos?

Pero es Daus, donde hace dos fines de semana se hallaron esos ocho proyectiles, están muy lejos tanto de donde estaba fondeado el 'Deutschland' como de la ciudad. ¿Es posible que los artilleros republicanos se quedaran cortos, que erraran tanto? Eso es lo que cree Pere Vilàs: «Hay que pensar en cómo eran los sistemas de tiro de entonces. Cuando un cañón naval disparaba, no corregía el bamboleo del barco. Te podías quedar perfectamente corto en un disparo. En el tiro de artillería se horquilla el blanco. Siempre hay un observador que corrige el tiro a la vista. Si se queda demasiado largo, hay que disminuir el ángulo de tiro. Si se queda corto, aumentarlo. Podría ser que aquellos ocho proyectiles quedaran cortos y no hubieran explotado, pues la espoleta, en el momento de impactar contra el mar, tendría que explotar».

¿Y qué ocurrió para que ninguno de los ocho proyectiles estallara? «Quizás esa partida de espoletas estaba defectuosa», señala. Vilàs indica que si se supiera el calibre sería más fácil identificar la procedencia del cañón que los disparó.