Si el castillo es la última plaza que el enemigo debe alcanzar para completar su conquista, la torre del homenaje es el último refugio dentro de la fortaleza, un elemento común en la mayoría de los castillos, la residencia del gobernador del fuerte y a veces almacén para los víveres.

Desde la torre del honor de es Castell, veinte metros por encima de la roca, los soldados avistaban es Freus y la llegada hacia la villa de cualquier barco hostil, ya antes de que se iniciara la construcción de las murallas renacentistas. Si algo diferencia el torreón de Eivissa del que puede hallarse en muchos otros castillos españoles es que sus guardias esperaban ver llegar al enemigo en barco y no a caballo.

En la torre del homenaje del castillo de Ibiza hubo un palomar en el que habitaban las palomas mensajeras en tiempos en los que ellas eran el medio de comunicación empleado por los militares. Y hoy las palomas siguen siendo habituales en sus ventanas, en las aspilleras y en los agujeros de sus muros. También fue llamada la torre del faro porque en ella, siglos antes de que la habitaran las aves militares, se mantenía encendida, constantemente, una llama que podía ser observada por las guarniciones que recogían la sal en Formentera.

La torre del honor que hoy conocemos, la más alta de las siete torres que tiene el castillo, fue levantada probablemente entre el siglo XIII y el XIV sobre los restos de un torreón más antiguo, islámico, cuyos restos aún son visibles y que aparecieron durante una de las reformas acometidas en el edificio en los años 90. En el interior de la atalaya hay tres habitaciones, dos de ellas medievales y abovedadas y la tercera, la superior, más moderna y claramente distinta; en el tramo inferior se distinguen los sillares de piedra de marés.

En la actualidad, y debido al piso añadido a la Almudaina durante las obras del Parador en el que algún día quedará convertido el conjunto arquitectónico, la altura de la torre del homenaje no destaca igual, pero es uno de los tramos mejor conservados de un fuerte muy alterado. Hay que precisar que el conjunto al que se conoce generalmente como castillo es, en realidad, la suma del Alcázar y la Almudaina; visto desde el sur, desde el baluarte de Sant Bernat, la parte a la derecha de la torre es propiamente el Castell y el edificio a su izquierda es la Almudaina. Y el nombre de 'torre del homenaje' es una denominación moderna de la atalaya, porque en documentos del siglo XV es citada simplemente como 'la torre alta'.

El Ministerio del Ejército entregó el castillo a la ciudad de Ibiza en 1972. El 6 de julio se celebró un acto de entrega en el mismo patio del alcázar, que hasta ese momento se conservaba en buen estado porque los militares nunca dejaron de aprovechar y mantener las instalaciones. Sin embargo, 45 años después de que los militares se marcharan, Vila no tiene ni castillo ni tiene Parador.