La bonanza económica llega hasta el sector de la construcción. La sucesión de buenas campañas turísticas y los incentivos para la mejora de los establecimientos hoteleros de la Ley General Turística en vigor, según las patronales, explican el aumento de las reformas y rehabilitaciones que se han encargado este año a las empresas del sector del ladrillo. Además, la perspectiva de una campaña más larga este año que la Semana Santa cae a mediados de abril, también ha hecho que la temporada alta para el sector de la construcción llegara en febrero y se espera que se prolongue hasta finales de este mes, cuando empezarán a abrir un buen número de hoteles.

Lo dice la presidenta de la Asociación de Constructores de la Pimeef, Consuelo Antúnez, que no tiene datos concretos sobre este aumento de la carga de trabajo del sector, aunque asegura que es una impresión generalizada entre los empresarios. «Se trata sobre todo de pequeñas reformas de cara a la nueva temporada», con un número inusualmente alto de encargos este año.

El presidente de la Asociación de Comercio Detallista, José Javier Marí Noguera, confirma que son muchas las empresas del sector que han decidido reinvertir en sus negocios después «de dos temporadas con resultados medianamente buenos». A menudo se trata de mejoras en estos establecimientos, pero también abundan los que «reorientan su actividad», aumentando su especialización o, al revés, ampliando su actividad como mayoristas, buscando «la estrategia que mejore el rendimiento» de sus negocios.

Incentivos para reformar

«Este año hay mucha reforma, es verdad», coincide el presidente de la Federación Hotelera pitiusa, Juanjo Riera, que lo atribuye a las «buenas temporadas» de los últimos años, «que han animado a reinvertir», pero también a los incentivos de la actual Ley General Turística. Entre otros, que los incrementos de categoría en los hoteles permiten aumentar su número de plazas.

Juan Riera, presidente de la Asociación de Bares, Restaurantes y Cafeterías de Pimeef, añade que los negocios «se han de actualizar», casi una obligación que cíclicamente los obliga a meterse en obras, igual que necesitan cada vez una mayor profesionalización del personal. Antúnez apunta, de todas formas, que el arranque de la temporada turística no obligará a echar el freno en el sector, solo «a parar en las zonas donde hay alojamientos hoteleros» y sólo las obras exteriores.

Esto hará bajar la punta de trabajo que registran actualmente, pero no detendrá la actividad del sector, que se concentrará en otras zonas porque las reformas de casas de campo o de pisos en muchas zonas urbanas de la isla no tienen por qué verse afectadas.

Con todo, la presidenta de los constructores apunta que en los meses centrales del verano aún se produce un cierto trasvase de trabajadores de la construcción a otros sectores, «se dedican al taxi o a la hostelería» o simplemente «disfrutan sus vacaciones».

Ello se debe a que, a diferencia de otros sectores, los constructores tienen una plantilla formada sobre todo por residentes en la isla y en su mayoría trabajadores con contrato estable. También se trabaja con obreros con contrato por obra, aunque su momento de mayor demanda de empleo coincide con los meses de menor actividad turística, por lo que al sector no le afectan tanto los problemas de falta de vivienda, que se dan sobre todo en verano.

Con todo, Antúnez admite que tienen dificultades para encontrar personal «a día de hoy», aunque en este caso la mayoría de empresas de la isla optan por aplazar los encargos que no pueden asumir sin más operarios. Las grandes empresas, que se hacen con las grandes reformas y la obra pública, «sí pueden tener algún problema».