En las costas pitiusas hay, al menos, 19 zonas en las que los tsunamis depositaron enormes rocas, según el estudio ´El uso de bloques de tormenta y de tsunami como materia prima en Balears´, publicado en la Revista de la Sociedad Geológica de España y del que Xisco Roig Munar es uno de sus autores.

Pero no todos se conservan en el mismo estado en que quedaron tras el embate del maremoto. Hay 13 en los que han desaparecido (cinco de ellos en Ibiza, los situados en Talamanca y ses Figueretes; el resto en Migjorn, es Pujols y Cala en Basset, en Formentera) o han sufrido alteraciones (Pou des Lleó, Punta Verda, es Cavallet, es Torrent, Punta Pedrera y Sant Antoni, en la isla de Ibiza; Punta Pedrera y es Caló, en Formentera). ¿Y cómo pueden desaparecer unos yacimientos alfombrados por rocas que llegan a pesar decenas de toneladas? La construcción tiene la culpa. «La presencia de esos campos de bloques sobre costas rocosas» supuso «la disponibilidad de una materia prima de fácil acceso, sin coste económico, de fácil manejo». Para obtenerla no era necesario realizar «trabajos de extracción de cantería». Fácil y barato.

La comparación de las fotos aéreas de los años 1956, 1986 y 2010, así como las fuentes orales, bastaron para confirmar que a lo largo de las últimas décadas, principalmente durante el auge turístico, esos bloques se utilizaron para la construcción o para el urbanismo del litoral. Ibiza conserva «parcialmente» el 62,5% de esos yacimientos; en Formentera solo el 40%. Solo se encuentran intactos una mínima parte: sa Caleta y Port des Torrent, en Ibiza, y Punta Gavina y Punta Prima, en Formentera, además de los que hay en los islotes de s´Espardell y de s´Espalmador.

Roig explica que muchas de esas rocas desaparecieron fruto «del intercambio o trueque con fines constructivos», como sucedió en Formentera: «Allí, a principios del siglo XIX existía un canje de bloques de marès depositados sobre la costa rocosa formenterense por alimentos en Ibiza». Además, ya en el siglo XX, esas enormes rocas fueron trasladadas con barcazas entre ambas islas, que es a lo que durante muchos años se dedicó la embarcación ´Reina del Mar´. De ahí, señala Roig, que Formentera tenga un mayor porcentaje (60%) de elementos desaparecidos.

Esas rocas de tsunami se emplearon para rellenos de carreteras o calles de urbanizaciones situadas junto al mar, estabilización de taludes, rompeolas, cimientos en servicios públicos litorales (como en una estación de bombeo de la costa de Sant Antoni), usos ornamentales (en Port des Torrent, por ejemplo) o, incluso, para recuperar y estabilizar los sistemas dunares de ses Illetes y Migjorn (Formentera).