«Puedo hablar tres horas sin parar. Esto me apasiona», comenta la consellera balear de Salud, Patricia Gómez, antes de comenzar la entrevista, en el hospital Can Misses. Y es así. Engancha un tema con el siguiente y éste con otro más y con otro y con otro, como queriendo enfatizar su idea de que en la sanidad todo está enlazado.

¿Ha visto alguna mosca hoy?

No, pero no las he buscado.

¿En qué ha quedado esto? ¿Se puede volver a repetir?

Se detectó que el forjado sanitario que llega al quirófano, que debe estar muy bien sellado, no lo estaba lo suficiente. Se selló y hay que comprobar que no habrá más problemas. En 24 horas estuvo solucionado y ahora se está analizando el forjado sanitario.

¿Hay un problema de construcción?

Se abrió un expediente informativo a la concesionaria porque el defecto es de construcción. Esa zona debía estar sellada y no lo estaba. Ya se exigirán responsabilidades.

¿Se le ha pasado por la cabeza que esto no habría pasado si hubiera sido una construcción pública?

Las obras nuevas que tenemos previstas, la ampliación del hospital de Manacor y la reforma de Son Dureta, serán de gestión propia. La concesión no es nuestro modelo. Las empresas constructoras no tienen experiencia en gestión sanitaria. Esta mañana un economista me ha comentado que la empresa más difícil de gestionar es un hospital. Han aprendido mucho y el número de incidencias y sanciones va disminuyendo. Un hospital nuevo necesita un año de rodaje, es el tiempo que lleva este hospital.

¿No es frustrante ir detrás de la concesionaria, sancionándola?

No. Por un lado está el servicio de recogida de incidencias, y al mismo tiempo la concesionaria hace un mantenimiento preventivo. Es un doble mecanismo de seguridad y, además, la gestión propia no es garantía de nada.

Un año de rodaje. O sea, que ni más moscas en los quirófanos de Can Misses ni más chicles en la sopa, ¿no?

Sí, desde que cambiado la empresa de la cocina ha mejorado el servicio. Lo más importante es el feedback. Hace falta un tiempo para que se aprecien las mejoras, pero en un año y medio de gobierno los ciudadanos las notan. Nos encontramos la sanidad pública en la UCI en muchos temas, con muchas medidas por tomar, sin proyectos y con una pérdida de derechos de ciudadanos y profesionales, a los que hay que cuidar. Creo que se le está dando la vuelta. Se han mejorado las condiciones laborales y eso aumenta la ilusión y la implicación.

Lo que más angustia a los usuarios es esperar meses para una operación o una consulta. ¿Se va a solucionar?

Lo primero que hay que solucionar es la financiación. Bajo el prisma de la crisis se han tomado decisiones sin fundamento. La evidencia dice que hay que apostar por la Atención Primaria, así que el aumento presupuestario debe ir ahí y durante la legislatura anterior ha sido al revés.

Sin recursos económicos no se puede iniciar el proceso de cambio de modelo, que tampoco se hizo en los últimos años, para potenciar la atención a domicilio y dar respuesta a la cronicidad. Tenemos que poner las primeras piedras de muchos proyectos y necesitamos la financiación justa para cada persona. Si la conseguimos, podemos crear nuevas infraestructuras o mantener las actuales.

Las listas de espera...

Es un tema que se ha banalizado mucho sin pensar que detrás de cada persona hay una vida y una situación. Una persona muy mayor con una catarata quizás puede esperar, pero un taxista no porque si no se la operamos no puede trabajar. Se ha visto la sanidad como un coste, pero pienso que la salud es una inversión. Antes de 2012 éramos sostenibles. El gasto sube, pero también el precio de los fármacos, de la tecnología, de los tratamientos... Con una financiación justa es más fácil.

¿Tiene una financiación justa?

Es un presupuesto mucho mejor, un 7,6% más respecto al año anterior. Por primera vez en la historia el presupuesto es superior al cierre del año anterior. Siempre era inferior. La falta de inversión de los últimos cuatro años no se puede recuperar en un momento. El gasto sanitario cayó un 24% en Balears de 2010 a 2014. A pesar de lo bien que vivimos, aquí fue donde los recortes en sanidad fueron más duros.

¿En qué se va a notar en las Pitiusas ese 7,6% más?

Se notará. El 1 de marzo ponemos la ambulancia de Santa Eulària que se quedará ya todo el año. Hemos contratado diez profesionales más en Atención Primaria, lo que permite bajar de 2.100 a 1.700 pacientes por profesional. Hay que ser muy resolutivo en Primaria, invertir en tecnología, comprar dermatoscopios, ecógrafos y evitar así visitas al hospital y reducir la lista de espera. El 47% del presupuesto es para personal y más del 30% de Farmacia. Queda una parte para inversiones ¿Qué veremos? La reforma del antiguo Can Misses, que es imprescindible y que también fue una desinversión de 12 millones del gobierno anterior. Eso me indigna.

¿Alguna cosa más?

Queremos estabilizar plantillas. Ojalá pudiéramos ocupar todas las plazas de radiología y anestesia. Nos encontramos contratos muy precarios. Tenía compañeros, médicos de familia, que estaban contratados sólo de lunes a viernes para no pagarles el fin de semana. Si en esa situación otra comunidad te ofrece un contrato de tres o seis meses, te vas. Hay que cuidar mucho a los profesionales de las Pitiüses y Menorca. Con más profesionales, mejoran las condiciones y aumenta laparticipación y la implicación. La Unidad de Seguridad del Paciente, por ejemplo, sé que parte del trabajo lo hacen fuera de su horario. Si no se les reconoce, se les cuida y se les dan recursos, la implicación e ilusión disminuyen. Hay que cuidar mucho a los pacientes, pero también a los profesionales.

El coste de la vida, el problema de la vivienda, dificultades para salir de la isla para formación... Si a eso le suma que los hospitales más grandes ofrecen más incentivos, ¿cómo hacemos para atraer profesionales?

El sueldo es el último elemento motivador para los profesionales sanitarios, según muchos estudios. Entre los primeros están la capacidad de formarse, que haya buen ambiente de trabajo, apoyo de la dirección... La gente no pide más dinero, pide más tiempo y posibilidades. Hay que facilitarlo. Si estabilizamos las plantillas y cuidamos a la gente, fidelizaremos más a los profesionales. Me preocupa la tasa de reposición, ya no sé qué hacer. Es lo primero que le pediré a la ministra: quitarla. Eso me permitiría ofertar 4.500 plazas en la sanidad balear en vez de las 1.300 autorizadas. Can Misses es un hospital comarcal, pero tiene cirugía vascular, pediátrica, radioterapia... Es un hospital comarcal pero se aproxima a uno de referencia.

Ha hablado de la falta de radiólogos, ¿es aceptable la lista de espera?

Es preocupante. Los médicos hacen lo posible para priorizar los casos. Las pruebas sirven para diagnosticar y cuanto antes se tenga un diagnóstico, antes se tiene la solución. Hemos apoyado al servicio de Can Misses con los de Son Llàtzer y Son Espases, se desplazan profesionales aquí y se ha externalizado la lectura de pruebas. Seguimos buscando especialistas.

¿Qué otros especialistas faltan en las Pitiusas?

Anestesistas. Y pediatras, que hacen falta en todos sitios.

¿Tiene un objetivo que cumplir en cuanto a las listas de espera?

Sí. Queremos recuperar el decreto de garantía de demora, que también derogó el PP, en enero de 2018 para que ningún paciente espere más de 180 días para una operación ni 60 para una primera consulta. En Ibiza, la media ahora mismo es de 29 días para una consulta y 85 para intervención quirúgica.

¿Qué hace falta para reducir las listas de espera? ¿Más dinero, más profesionales, más organización, más actividad?

Más de todo. El foco está puesto siempre en los mismos servicios: Urgencias, donde no puedes controlar el número de pacientes, y la zona quirúrgica. Los tiempos siempre se pueden mejorar. Hemos apostado por la actividad extraordinaria, pero exigimos una actividad máxima de mañana para hacer esta actividad extra por las tardes, que no se paga por horas, sino por procesos. Y apostamos por Primaria: si resolvemos más situaciones en los centros de salud...

...llegan muchos menos casos al hospital.

Sí, es fundamental. En el norte de Europa están cerrando camas hospitalarias y, como dice una amiga, poniendo enfermeras a hacer la calle. En los centros de salud y en atención domiciliaria, vaya. Los que hemos trabajado en Primaria sabemos que en función de tu disponibilidad mantienes al usuario en casa o lo envías al hospital. Los viernes se ingresa a muchos pacientes. Si voy a un docmicilio y veo a una persona de 85 años, sola, con neumonía, fiebre y sin cuidadores, no la dejo en su casa. Si una persona la visita cada día, se evita su ingreso. Necesitamos muchas ideas para informar a la población y concienciarla de que el 90% de situaciones se pueden resolver en Primaria.

Llevo dos legislaturas escuchando lo del cambio de sistema sanitario para crónicos y Primaria... ¿Por qué cuesta tanto?

Hay que apostar por Primaria, ser coherentes, invertir. Apostar por un modelo implica formar a los médicos en ecografía, en cirugía menor... Dermatología, por ejemplo, es una especialidad que tiene mucha lista de espera, pero hay muchas lesiones que se pueden tratar perfectamente en Primaria si tienes tiempo. Si quitamos tarjetas a los médicos, lo tendrán. ¿Qué se necesita? Inversión y la implicación de los profesionales. No puedes decir que apuestas por esto y reducir el presupuesto en Primaria año tras año.

¿Qué presupuestro considera que sería el ideal para este año?

Hemos cerrado 2016 con 1.441 millones de euros y con un déficit de 60 millones. En 2015 el déficit fue aún mayor, de 109 millones. Si el año pasado hubiéramos tenido esos 60 millones de más, hubiéramos cerrado el año a cero. Para 2017 tenemos 1.492 millones. Hay comunidades que ya tienen un gasto sanitario de 1.700 euros por persona como Asturias, el País Vasco o La Rioja. Si los tuviéramos, estaríamos bien.

¿Van a implantar nuevos servicios o procesos en el Área de Salud de Ibiza y Formentera este año?

Se están valorando diferentes alternativas, entre ellas, hemodinámica y neurocirugía, pero aún no se ha tomado ninguna decisión.

Es la primera vez que la conselleria de Salud la ocupa una enfermera. ¿Cree que eso le da una visión diferente?

Las enfermeras tenemos una visión bastante holística de la salud. La enfermería es mucho más transversal, te mueves, cambias de servicio... Tienes una visión diferente de la organización, más global. Te preocupas mucho más de si un paciente está solo que de si la herida está bien. He tenido la suerte de estar en muchos sitios y eso te llena la mochila. Además, siento pasión por la gestión, a la que me he dedicado muchos años y estos cuatro últimos de atención en un centro de salud me han hecho palpar la realidad. Ves cómo la gente ha perdido derechos, trabajo... Ves lo que te gustaría mejorar.

¿A alguien acostumbrado a actuar en el momento la gestión no le parece un elefante imposible de mover?

Los elefantes se mueven, poco a poco, pero se pueden mover. Eso sí, las cosas que crees que se harán en seis meses, se hacen en un año. Siempre tienes que calcular el doble de tiempo que crees que necesitarás. Nosotros mismos nos ponemos trabas. He notado muchas diferencias entre la anterior etapa (2007-2011) y ésta. Antes los procesos eran más rápidos. Ahora, para evitar la corrupción, intervención y la abogacía hacen que todo vaya más lento.

¿Se le ha frustrado alguna decisión?

No, todas las hemos luchado y defendido. Me hubiera gustado tener más consenso con la facultad de medicina, que para mí era una apuesta clarísima. No he tenido que renunciar a nada ni he tenido una sola imposición.

¿Bajará el precio del aparcamiento del hospital?

Ojalá. Quiero ser muy coherente. Lo estamos luchando y, de repente, te encuentras con que lo que te parece más difícil, que es alcanzar un acuerdo con la concesionaria, es fácil y ese acuerdo se consigue. Entonces ves que lo más difícil son las normas europeas que rigen ese contrato de concesión. Son muy rígidas y para modificar una coma hace falta un proceso muy complejo.

¿Me está diciendo que la concesionaria está de acuerdo con bajar las tarifas?

Hemos buscado un consenso, pero la difilcultad está en la camisa de fuerza que suponen los contratos de concesión. Ya tenemos experiencias que nos hacen sufrir, como las autopistas de Ibiza. Hay que estar muy alerta.

No usaría ese sistema, deduzco.

Yo, no. Eso no quiere decir que los resultados sean mejores. Todo tiene sus ventajas y sus inconvenientes, pero la concesión no es un matrimonio fácil.