Hace casi 40 años, la noche del domingo 18 al lunes 19 de septiembre de 1977, el cielo se desplomó sobre la isla. En la zona norte cayeron hasta 200 litros por metro cuadrado. Las riadas arrastraron vehículos, calas como las de Sant Miquel, Portinatx y Cala Llonga quedaron irreconocibles, y decenas de bombonas de butano acabaron flotando en el puerto de Vila. Incluso fallecieron una turista alemana, un británico y un joven ibicenco. Y una zona muy sensible a las lluvias, el acantilado de es Cubells, acantilado de es Cubells sufrió numerosos desprendimientos y deslaves. Una de las viviendas más afectadas fue la de la actriz Ursula Andress, que desde hacía tiempo se quejaba de que le habían dado casa por liebre: su inmueble estaba lleno de grietas que se abrían cada vez que el terreno sobre el que estaba asentado se movía, que era muy a menudo. Como ahora.

Ya entonces era vox populi que es Cubells no era un buen sitio para construir un chalé, pues lo más probable era que acabara destrozado por un pedrusco de una decena de toneladas o sepultado por un avalancha de tierra. De hecho, un deslave de fango y piedras se tragó, durante aquella tempestad de septiembre de 1977, dos coches de la actriz (que nunca destacó por su capacidad interpretativa).

Un mes y medio antes de aquel desastre, Andress confesaba a la prensa local que su casa, edificada sobre un terreno arcilloso, amenazaba con derrumbarse cuando llovía copiosamente: «Se juega el tipo cada día, porque para llegar hasta su chalé de es Cubells hay que arriesgarse y pasar por un camino que ciertamente no ofrece muchas seguridades. Un camino que, a causa de los corrimientos de tierra, está más días cortado que abierto al tránsito», escribía Bartomeu Planells en este periódico. Parece una crónica de esta misma semana. Cuatro décadas después todo sigue igual en esa urbanización, promovida por Henri Tournet. Y lo más increíble, ni entonces ni después se puso freno a esa situación.

Ya en esa época, hasta los ingenieros tenían claro que era descabellado construir en esa ladera. O, según como se mire, una tomadura de pelo. En ese lugar de vistas tan bellas, han durado poco personajes como Mike Oldfield, Noel Gallagher o Mario Conde. Muchas de las casas de la zona eran una ruina programada, tal como el ingeniero José María Prats Ferrer advirtió en 1977 a Ursula Andress, según recuerda su hijo, José María Prats: «Cuando yo era pequeño vino a mi casa una señora muy elegante. Se había hecho un chalé en es Cubells y por culpa de las lluvias parte de la vivienda se estaba deslizando ladera abajo. Quería que mi padre, que era ingeniero de caminos, viera el inmueble y le dijera qué se podía hacer». José María Prats fue con su Seat 124 a es Cubells: «Yo, que solía acompañarle a las obras, también fui en aquella ocasión. En casa de esa señora nos abrió la puerta un señor moreno muy alto que se llamaba Fabio. El chalé se lo había hecho un arquitecto chileno, que no vivía en la isla. Mi padre lo vio, valoró las grietas que tenía y le dijo que lo más prudente era derribarlo y volverlo a construir con unos buenos cimientos. Aquella mujer se enfado muchísimo con mi padre y no le encargó ningún trabajo. Luego, con el paso de los años, me enteré de que era Úrsula Andress y que el señor alto, moreno, era Fabio Testi».

La chica Bond (en ´Dr. No´) estaba que trinaba, pero ni sus buenas relaciones con Antonio Garrigues Walker, Smilja Mihailovich, Abel Matutes o Mariano Llobet, ni sus continuas ruedas de prensa o la atención que Es Diari le prodigaba, sirvieron para doblegar a la naturaleza, que sigue su curso.