Los amantes de las cometas esperan ansiosos que sople más fuerte el viento en Sant Antoni. La tranquilidad que reina por la mañana contrasta con el temporal del día anterior, cuando las fuertes rachas tumbaron el cartel de un negocio del municipio. El sol brilla y el cielo está despejado y sirve de lienzo que se adorna con los colores de las cometas de los primeros aficionados congregados en ses Variades con motivo de la 24 edición de ´posa un estel al cel´.

A partir de las 11 horas, no cesa la llegada de gente a ses Variades. Javier Rey, director del Guillem de Montgrí de Sant Antoni, colegio que organiza esta iniciativa, indica a los recién llegados que se dirijan a las mesas donde están los voluntarios de ´Posa un estel al cel´ para inscribirse. Desde 1991, los organizadores registran el número de participantes y desde 2005 también documentan la cifra máxima de cometas que vuelan a la vez en ses Variades. El récord se batió en 2011, cuando coincidieron en esta zona de Sant Antoni un total de 198. En la edición de este año, un total de 155 creaciones bailaron en el cielo al ritmo del viento, diez más que en 2016, y se apuntaron 300 personas, medio centenar menos que el año anterior. Sin embargo, sobre las 11 horas, el director del colegio Guillem de Montgrí advierte de que el viento no soplaba con suficiente fuerza como para que se elevasen todas las cometas. La mayoría que sobrevolaba a esa hora eran las ´butxaques´. Las de este tipo son más ligeras y se elevan con más facilidad.

A medida que avanza la mañana, el viento adquiere la intensidad suficiente como para hacer volar todas las cometas, entre las que destaca una gran mariposa. Su dueña, Carla Cervelló, de cinco años, corre y salta de emoción cuando su padre consigue elevar la mariposa. El aire acaricia las alas de este artilugio y vuela unos cinco metros de altura. Cervelló alza los brazos al cielo, como si ella también volara como su cometa. «No teníamos tiempo de fabricar una, así que la compramos hace dos días para poder probarla antes de venir aquí», explica la madre de Carla, María Ángeles. «Como antes Carla era muy pequeñita y no sabía cómo echar a volar una cometa, no veníamos, pero este año ya sabe y pasaremos aquí toda la mañana», añade María Ángeles. Esta familia de Sant Jordi opina que ´Posa un estel al cel´ es una actividad «estupenda» para los más pequeños y valora este tipo de iniciativas.

Otra de las familias que llega puntual a esta cita es Pilar Martínez, nacida en Vila, pero residente en Sant Antoni. A diferencia de María Ángeles, ella asiste desde hace años a ´Posa un estel al cel´, una iniciativa impulsada por Pepín Valdés. «Desde que mis hijos son pequeños venimos a ses Variades para volar cometas», señala Martínez. Para su hija Aina, de 13 años, y Vicent, de nueve, esta actividad es muy entretenida.

Además, ambos participaron en el taller de construcción de cometas que se celebró la semana pasada en la carpa del Passeig de ses Fonts.

Cada minuto que pasa se suma una nueva en el cielo. Desde ses Variades hasta es Caló des Gànguil no falta ningún color. Las personas que acuden sin cometa tienen una segunda oportunidad: los organizadores han habilitado una zona de creación «express». «En cinco minutos podemos construir una cometa con bolsas de plástico, cuerdas y celo», sostiene Rey. Las formas de las cometas son variadas y entre ellas destaca el oso Yogui y las de Manuel Arnal, autor de las creaciones que se exhibieron desde el 19 de enero hasta el día 28 en en Centro de Información Joven. Entre las cometas de Arnal que se elevan por los aires destacan sus peces tropicales y un hombre montado en bicicleta, un modelo que Arnal vio por Internet y que le llamó la atención. Cuando concluye la jornada, las cometas tocan el suelo, pero la ilusión de los niños y niñas continúa en el aire. La cuenta atrás para el próximo ´Posa un estel al cel´ ya ha comenzado.