Minutos después de la medianoche Manolo Escobar ya estaba dormido, pero un fuerte estruendo le sobresaltó: «Fue como una bomba, miré por la ventana y un montón de bolas de fuego caían desde el tejado». Vive con su mujer y sus dos hijos en el bajo primera del Alí Bey, al final de la calle Cervantes de Sant Antoni, un edifico destartalado y carcomido por el salitre, que se levanta a diez metros de la costa. «Cuando estás sentando en el sofá parece que estás en un barco», bromea. Una parte de «las bolas de fuego», explica el vecino, cayeron sobre la acerca del edificio, y la otra sobre un Audi que estaba estacionado justo debajo. «Nos quedamos a oscuras y llamé a Endesa», dijo Escobar. Catorce horas después aún estaban esperando.

El rayo cayó sobre el tejado del edificio, que tiene seis plantas, y explotó sobre ladrillo, hierro y hormigón. En la sexta planta no había nadie. El primero en avisar al 112 fue Jaume Rull, vecino del cuarto. «Estaba viendo una serie islandesa que me encanta, Atrapados, y justo la escena mostraba una tormenta con rayos y truenos cuando, de pronto, algo explotó en el baño», recordó. Se acercó al aseo, pero algo crepitaba en el interior y la prudencia le hizo tomarse un tiempo antes de empujar la puerta. Finalmente, abrió. «Comprendí que había sido un rayo y que había abierto un agujero junto a la bañera», explicó Rull. Vive en el Alí Bey desde hace 27 años y dice que nunca antes había caído un rayo. Tal vez por eso el edificio no tiene pararrayos. «El rayo descendió desde el tejado por las tuberías metálicas y, cuando tocó agua en mi bañera, explotó», razonó el vecino. «Si en ese momento hubiera estado tomando un baño...», dijo su vecino de la planta baja.

Al igual que Rull, Azahara Cabrera también vive en la cuarta planta: «Estábamos ya dumiendo porque hoy teníamos que madrugar para trabajar y de pronto desde mi habitación, una luz terrible me despertó y a los dos segun dos una explosión tan fuerte que me hizo temblar». El rayo destrozó casi todos los electrodomnésticos de la casa de Rull y Cabrera cree que también algunos de los suyos.

Tras explotar en la bañera del vecino del cuarto, el rayo continuó hasta reventar el portero automático.

Ayer a la una del mediodía algunos de los vecinos tenían electricidad y otros no, pero las zonas comunes del edificio estaban todas a oscuras. Aunque los responsables del eficio habían avisado a Endesa ningún técnico se acercó al lugar. «Al final hemos decidido llamar a un electricista particular», explicó una vecina.

El Ayuntamiento de Sant Antoni explicó que la inspectora municipal de actividades revisó la situación del Alí Bey. La técnico determinó que el rayo no afectó a la estructura del edificio, aunque pidió que se amplíara el vallado y la señalización de la zona, colocados inicialmente por Policía, para evitar percances por la caída de cascotes. La inspectora dio instrucciones a los vecinos para que, en cuanto las condiciones meteorológicas mejoren, la empresa que estaba reparando la fachada retome los trabajos y repare los desperfectos registrados. El Ayuntamiento también avisó a la empresa responsable del alumbrado público, ya que el rayo quemó un cuadro eléctrico y afectó al alumbrado de la calle Cervantes.

Más rayos

También se produjeron daños, posiblemente ocasionados por otro rayo, en un poste de electricidad situado entre las calles Balanzat y Lepanto. Agentes de la Policía Local vallaron la zona para evitar que la caída de escombros causara daños a los viandantes.

Otro rayo cayó en la casa del primer teniente de alcalde de Sant Antoni, Pablo Valdés, concretamente en el borde de la piscina, destrozándolo.