Vicent Torres (presidente del Consell de Ibiza) y Vicent Roig (conseller de la oposición) se alejan del escenario en el que se acaba de presentar el Ibiza Gay Pride susurrándose algo al oído: «Pobre el que tenga que hacer una presentación ahora...». Y es que Ibiza, con sus zancudas cubiertas de plumas, sus chulazos luciendo torso musculado y su Sandra Love cantando y animando el cotarro, ha acabado con todo el público aplaudiendo y bailando.

Ganas de venir al ´orgullo´ (del 14 al 17 de junio), como ha recordado su director, Antonio Balibrea, no les faltan. Tras dos días en la feria el organizador, sorprendido por lo mucho que le interesa al colectivo LGTB las actividades paralelas a las festivas, está convencido de que 4.000 personas acudan a la celebración. Así lo asegura segundos después de que los políticos ibicencos visiten el estand, donde Sandra Love -«no estoy hecha para llevar tacón bajo»- corrige al director insular de Turismo, Vicent Torres Benet, cuando le llama «señor». «¡Señorita!», reclama con una carcajada y un seductor movimiento de pestañas. La misma que mueve, pícara, en el escenario, donde tiene a todo el público a sus pies.

Lo mismo que Gonzalo Aragüez y Alicia López, cocineros. Sus croquetas de bullit de peix, sus patatas rellenas de frita de pulpo y calamar y sus espardenyes con sobrassada no duran ni tres segundos en las bandejas. Las responsables del estand intentan llegar de la cocina a la barra, pero les cuesta. Pasan de las dos de la tarde y la gente tiene hambre. Gonzalo y Alicia han cuidado los platos hasta el extremo. Las patatas, con una redecita y sobre un lecho de lo que parece paja, parecen recién salidas de la verdulería. Pero el olor que desprenden las delata. Más de uno, ansioso y con la decisión de que nadie le arrebate la patata, se quema la lengua. «Están muy calientes», advierten luego a los demás. Sin éxito. No por calientes la gente deja de comer. Y de beber. Los responsables del estand tienen que ir a buscar más vino. Tinto y blanco, del rosado aún queda.

El concejal de Turismo de Sant Antoni, José Antonio Ferragut, y el alcalde de Sant Josep, Josep Marí Ribas Agustinet, a los que el picoteo les ha pillado trabajando, reclaman una bandejita para ellos. En su mesa. No una bandeja, pero algunas piezas y algo de vino les llega. Y es que en Ibiza, ya se sabe, todo es posible.