­El escultor Francisco López Hernández, perteneciente al grupo conocido como ´Realistas de Madrid´, falleció el pasado fin de semana a los 85 años en la capital madrileña, su ciudad natal.

Este escultor es autor, entre otras muchas obras, de la escultura de Isidor Macabich en Sa Carrossa, Dalt Vila, una pieza muy popular ya que son muchos los turistas y residentes que se fotografían junto al historiador, que está sentado en un banco. Así recordaba el propio Francisco López el proyecto en una entrevista con Pedro Azara y Pepita Teixidor: «Elías [Torres] tenía la idea de hacer una estatua muy cercana, que no fuera un monumento aparatoso, sino una cosa íntima, muy cotidiana. [...] Hice un viaje con Elías a Ibiza para componer el retrato de Isidor Macabich. Visitamos varias parroquias de la isla para conseguir alguna fotografía de nuestro personaje; afortunadamente, recogimos un montón, entonces con una sotana que nos prestaron, unas gafas y todo lo preciso, hice una maqueta. Primero modelé la estatua en pequeño y después empecé a modelar a tamaño natural. Yo no había hecho nunca un busto o una estatua con fotografías y tuve serias dificultades», confiesa.

Esta escultura ha sufrido varios actos vandálicos a lo largo de su historia, pero resiste a pesar de todo. Francisco López aseguraba al respecto en la misma entrevista: «Me creó cierta inquietud cuando se inauguró; después del acto, el dejar aquella estatua allí, en mitad de la calle, me producía una especie de nerviosismo. Temía que se la llevaran, que le rompieran la cabeza, que le pasara algo. Me parecía tan frágil allí al alcance de cualquiera, esto me preocupaba mucho. Luego ha pasado el tiempo, y allí sigue la figura sin que le haya ocurrido ningún percance. A pesar de este temor, me parecía muy bonito que la gente pudiera tocar la obra, sentarse a su lado, estar cerca de ella, acompañarla; pensaba que no sería simplemente una estatua distante, colocada encima de un pedestal».

La inspiración clásica y su «impecable sentido del oficio» son las dos características de su obra que destaca Francisco López Guillermo Solana, director artístico del Museo Thyssen y comisario junto a María López de la exposición que acogió este museo los realistas españoles como protagonistas.

Así, Francisco López formaba parte junto a su mujer, la pintora Isabel Quintanilla, al grupo histórico y generacional de pintores y escultores que vivieron y trabajaron en Madrid desde la década de 1950, unidos tanto por el vínculo de su formación y de su trabajo como por sus relaciones personales y familiares. Además de por este matrimonio, el grupo estaba compuesto por Antonio López García, María Moreno, Julio López Hernández, Esperanza Parada y Amalia Avia.

Nacido en Madrid, en 1932, López estudió escultura con José Capuz en la Escuela de Artes y Oficios, entre 1951 y 1955, y cursó algunas asignaturas en el Escuela Superior de Bellas Artes, donde estaba matriculado su hermano Julio.

En 1955 participó en una exposición colectiva en la Dirección General de Bellas Artes de Madrid, junto a Antonio López, Lucio Muñoz y su hermano. Cinco años después se casó con la pintora Isabel Quintanilla y obtuvo una plaza en la Academia de España en Roma, donde vivió cuatro años.

De regreso a España, fue becado por la Fundación Juan March en 1966 y a partir de 1969, ejerció como profesor en la Academia de Bellas Artes de San Fernando.

A raíz de una exposición en 1970 en el Kunstkabinett de Frankfurt se acuñó el concepto de ´realismo español´ para referirse a la obra de estos artistas, que fueron presentados en la galería Marlborough de Londres en 1973. Desde los años setenta, Francisco López participa en numerosas exposiciones.