Una norma general, que conocen tanto los toxicólogos como los más expertos en hongos, asegura que, entre las setas tóxicas, las que desencadenan síntomas en breve espacio de tiempo son las menos peligrosas, mientras que las que revelan sus efectos cuando han transcurrido al menos seis horas desde su consumo son aquellas capaces de matar. El veneno se toma su tiempo. Y tal precepto se cumple en el caso de algunas especies del género Lepiota que pueden encontrarse en las Pitiusas, que no producen los primeros síntomas hasta pasadas seis, ocho o incluso 24 horas. Cuando lo hacen, suele ser muy tarde para detener el proceso.

La Lepiota subincarnata es una de estas especies, que, en esta época del año, la mejor para buscar setas en Ibiza, prolifera en muchas zonas de la isla, en los mantos de agujas secas de los pinos, en bosques de coníferas en época de lluvias. Es una discreta y pálida seta, con el centro del sombrero más oscuro, pequeñas manchas marrones alrededor, bordes irregulares, grandes y marcadas láminas bajo el sombrero y un identificativo anillo escamoso en el pie, que permite distinguirlo de otras especies de similar aspecto pero menos peligrosas. Esta seta mortal, descrita por primera vez en el año 1940, tiene, además, un ligero olor afrutado, a mandarina, que podría inducir a error a buscadores algo inexpertos que tiendan a interpretar que un agradable aroma puede corresponder a un agradable sabor.

También es conocida por el nombre de L. josserandii, y ésta y otras especies del mismo género se han relacionado con intoxicaciones graves, algunas mortales, en diferentes puntos del país en los últimos años. En una de las ocasiones, en un caso de Barcelona de 2011, la víctima de la intoxicación murió nueve días después de ingerir Lepiota subincarnata, que se encuentra en el primer nivel de toxicidad según los estándares que manejan los expertos en Toxicología.

En el libro 'Medicina Legal y Toxicología', de J. A. Gisbert Calabuig, se clasifica como hongos mortales a los que dan lugar a síndromes faloides y orelianos. Y el síndrome faloidiano es precisamente el que provocan las lepiotas venenosas, que contienen amotoxinas capaces de producir «lesiones hepáticas, renales, cefálicas y suprarrenales. Sin embargo, las más importantes y las de mayor gravedad son las lesiones hepáticas».

Una de las características del síndrome faloides es que es de aparición tardía, y el nombre hace referencia a la especie Amanita phalloides, considerada una de las setas más peligrosas del mundo, la más conocida por los toxicólogos. Y aunque puede encontrarse en buena parte de los bosques españoles, su presencia en Ibiza no está confirmada. Las amanitas y las lepiotas tienen toxicidades y sintomatología muy parecidas.

En las Pitiusas pueden hallarse un mínimo de seis especies distintas del género Lepiota, aunque no todas ellas son mortales, y algunas son forestales, como la L. subincarnata, y otras prosperan en la hierba. Lo explica el farmacéutico Jaume Espinosa, el experto en micología más reconocido de la isla y organizador de exitosas rutas micológicas por los bosques ibicencos. Espinosa señala que incluso hay estudios que consideran que la L. subincarnata es más peligrosa que la Amanita phalloides, aunque señala que no conoce que se hayan producido intoxicaciones en las islas. «En Eivissa, la seta que más intoxicaciones provoca es la gírgola d'olivera, pero no son casos graves», añade.