´Tutoría entre Iguales´, cuyo diseño se inició en 2001 y que empezó a implantarse en centros educativos en 2003, trabaja en la prevención de la violencia y del acoso escolar desde el empoderamiento de los alumnos. «Es una tutorización emocional para alumnos de Primaria y Secundaria, en la que los protagonistas son ellos», dice Andrés González Bellido, creador y coordinador del grupo TEI del Instituto de Ciencias de la Educación de la Universidad de Barcelona, que detalla que los estudiantes tutores y tutorizados se llevan 2 años.

«Los alumnos son los verdaderos protagonistas de este proceso de prevención porque son ellos quienes conocen la situaciones que se producen», subraya y agrega: «Una conducta acosadora es aquella que necesita público para que se realice; por lo tanto, si el público son los alumnos, ellos tienen que intervenir en el proceso de prevención haciendo un proceso de empoderamiento». No obstante, señala que el profesorado, la familia y la institución educativa no quedan al margen, también se interviene en ellos.

El programa incide en «generar conductas saludables y en que el grupo, los compañeros, no admita que alguien tenga unas que hagan daño a otro. Así, recoge actividades basadas «en la empatía, en ponerse en el lugar del otro, en saber que otro lo está pasando mal, que hay alumnos que hacen daño», indica.

Saber que haces daño

De este modo, los alumnos saben que cuando realizan una determinada conducta es para hacer daño. «Cada vez que digas ´cuatro ojos´ o ´vaca gorda´ lo haces para hacer daño. No se podrá decir: no lo sabía, era una broma», señala. Y añade que lo sabrá todo el grupo.

Esto favorecerá, según González Bellido, que las conductas se inhiban porque se les quita el refuerzo social. «En la mayor parte de los casos ser acosador o tener conductas disruptivas de forma sistemática es ser guay, desde la perspectiva de los alumnos», dice y señala que por eso lo primero es quitar esa percepción.

Asimismo, ante cualquier situación de violencia, desde un insulto, los alumnos acudirán a los compañeros tutores, que son más mayores y tienen un mayor «desarrollo físico, emocional y psicológico». «Se fían de ellos», resalta el experto, quien agrega que al contrario que con los profesores, «hablan el mismo lenguaje». Estos serán quienes deberán intervenir y decir «basta» para atajar así la situación.