­La historia es digna de un guión de película, de esas que no tienen un gran final feliz. Hace una semana el periódico El Mundo publicaba una de esas noticias que tocan la fibra sensible de cualquiera: un matrimonio pedía ayuda desesperada para su pequeña hija Nadia Nerea, afectada por una enfermedad genética llamada tricotiodistrofia que la abocaba a una muerte prácticamente inminente. La noticia corrió como la pólvora y a finales del pasado mes las redes sociales ardían con llamamientos de solidaridad a favor de Nadia Nerea en los que se implicaron personajes famosos como el cantante Alejandro Sanz, la mediática Belén Esteban, los periodistas Jordi Évole y Ana Pastor o el deportista Rafa Nadal que, bajo el hashtag #UnaGranHistoriaDeAmor, solicitaban la colaboración ciudadana para que la niña de 11 años pudiese ser operada de su enfermedad en Houston (EE UU). En cuatro días se recaudaron más de 150.000 euros.

El susto llegó el viernes, cuando el periódico El País y la web Hipertextual publicaban sendos reportajes poniendo en entredicho la gravedad de la enfermedad de Nerea y su falso tratamiento. Es más, se supone que la niña ha sido operada en varias ocasiones en Estados Unidos. Pero no hay ni una sola factura, y su padre no quiere dar el nombre de los médicos ni de los hospitales en los que se llevaron a cabo estas presuntas intervenciones.

El padre de la niña, el vallisoletano Fernando Blanco, aseguraba que la siguiente operación a la que se tenía que someter su hija era fundamental para salvar su vida. Y parece que esto no es real. La patología de la pequeña es tal pero su tratamiento y sus síntomas no son tan graves como se explicaron. Ni siquiera existe esa intervención en ningún hospital de Estados Unidos.

Tras pasearse por los platós y las redacciones de varios medios nacionales, Blanco consiguió lo que se proponía: utilizar la enfermedad de su hija para obtener un beneficio económico.

La historia tenía los mimbres para convertirse en un éxito de taquilla: una niña al borde la muerte, pocos recursos económicos para poder someterla a una operación que le salvaría la vida y el respaldo de personajes públicos con una gran repercusión mediática y con cientos de miles de seguidores en las redes sociales que a su vez multiplicaban el eco de la situación.