La discoteca Amnesia está fuertemente vinculada a la historia de Ibiza, a su resurgir, en los años 80, como un lugar en el que poder llevar una vida relajada o participar de las fiestas nocturnas de las que este local fue un emblema.

La casa donde se encuentra Amnesia fue construida a finales del siglo XVIII y su propietaria, la familia Planells, vivió en ella hasta 1970, fecha en que la vendió a la viuda de un aristócrata.

La primera persona que convirtió esa vivienda en un local de ocio fue Antonio Escohotado -sí, el filósofo- quien la alquiló por 20.000 pesetas al mes. En un principio llamó al local "El taller del olvido", pero el nombre le duró solo un día. Quizás se le antojó demasiado largo. Así que lo resumió en una palabra proveniente del griego que venía a decir lo mismo que el primer nombre que pensó: Amnesia. Ahí se gestó la leyenda de esta discoteca.

En 1978 se hizo cargo de ella el promotor madrileño Ginés Sánchez, a quien le tocó la difícil tarea de competir con los nuevos templos de ocio: Ku, Pachá, Glory´s?

Y así hasta 1980, cuando toma las riendas del local un joven vasco llamado Prontxio Izaguirre. Y lanzó a Amnesia a la fama mundial.

Con la entrada de los 90 llegarían los verdaderos cambios. Comienzan sus famosas fiestas de la espuma, a lsa que acudían no solo turistas, sino residentes de la isla, para participar de un evento que más adelante sería imitado en todas las discotecas del mundo.

Y la música. ¡Qué música! No solo por la talla de los dj que pasaban por su cabina, sino por la calidad del sonido en la sala.

Ahora un vídeo nos trae los recuerdos de la fiesta de Amnesia a finales de los 90. La espuma, la estética -muchos quieren olvidar que la asumieron con fruición- la música y esa magia que tienen los tiempos ya pasados.

Fue una época de oro de Amnesia y de la isla en general, el despertar de una forma de divertirse que hoy por hoy se exporta como franquicia.