Arquitectos, técnicos medioambientales, profesionales en depuración de aguas, agricultores y emprendedores del sector, que comparten una importante inquietud ecológica y coinciden en ver la botella medio llena de este recurso amenazado de muerte en las Pitiüses, participaron ayer en una jornada sobre la reutilización del agua organizada por la Alianza por el Agua en Can Ventosa.

Todos ellos pusieron sobre la mesa la problemática de la escasez del agua y las graves consecuencias que genera en nuestra sociedad, y también arrojaron algo de luz a un futuro que puede ser muy negro si no se interviene de la manera adecuada. Porque como recordó Fernando del Amo, responsable del área de depuración de Aqualia, en la conferencia que abría la jornada y citando una expresión inglesa: «No se aprecia el valor del agua hasta que el pozo se seca». Y en las Pitiüses, como es sabido, los pozos ya se han exprimido hasta que casi se han secado.

Del Amo lamentó la falta de conciencia que hay en España con la escasez del agua y criticó la visión «cortoplacista» de la sociedad y de la administración a la hora de atajar el problema. Recordó que este país «es el que tiene mayor déficit hídrico de Europa», después de Malta y Chipre, y alertó de que en el mundo una de cada tres personas está afectada por la escasez de agua.

Pero, por otra parte, Del Amo destacó el trabajo que se realiza en depuración y reutilización de aguas que sitúan a España al frente de Europa y alabó la tecnología y los controles que se aplican, «que están muy por encima de otros países como Italia».

Tras la conferencia inicial, se celebraron dos mesas redondas donde seis ponentes pertenecientes a distintos ámbitos expusieron sus proyectos y experiencias sobre este tema y dejaron clara la importancia de proteger este bien fundamental. En la primera mesa redonda tomaron la palabra el agricultor mallorquín Andreu Canyelles; Julian Watson, de Terravita, e impulsor de una vivienda ecológica; y Carles Oliver, del proyecto Life Reusing Posidònia que ha aplicado el Ibavi en las viviendas de protección oficial de Sant Ferran.

En la segunda mesa redonda, los ponentes fueron el ingeniero Andreu Vila, el técnico del Ayuntamiento de Santa Eulària Javi Gómez y Stefan Meier, del Grupo Ibérico de aguas de baño naturales.

ANDREU CANYELLES

Una balsa de riego para envidia de los agricultores pitiusos

«Nos va bastante bien». Con esta frase arrancó su intervención el agricultor mallorquín Andreu Canyelles, vocal de la comunidad de regantes de la Plana de Sant Jordi, para explicar que el agua depurada que abastece sus cultivos les sale «casi gratis» y que ello les permite poder competir en precio en el mercado. «Si tuviéramos que extraer el agua con motores de gasoil sería imposible competir», aseguró este agricultor que se dedica al cultivo de alfalfa y cereales y que paga poco más de seis euros al mes por boca de riego. Canyelles contó que esta comunidad de regantes nació en los años 70 con diez agricultores, que ahora son 443, y que ya han empezado a incorporarse agricultores dedicados al cultivo ecológico. Esta comunidad, dijo, se mantiene «sin ayudas», abarca 1.700 hectáreas, tiene una balsa «a la que casi nunca le falta el agua» y ésta sale «demasiado buena» porque incluso hay que ayudarla con abono para cultivar. Todo un ejemplo de cómo debe funcionar una balsa de riego en Balears, «cuando tiene detrás la infraestructura de un Govern que no hace lo mismo con la balsa de sa Rota de Santa Eulària», construida y olvidada desde hace casi 20 años, comentaba después uno de los asistentes.

JULIAN WATSON

Eficiencia energética inspirada en la arquitectura ibicenca

Julian Watson, de Terravita, empresa que ha construido en Sant Llorenç una vivienda unifamiliar que cuenta con los certificados de eficiencia energética más importante del mundo, planteó la necesidad de apostar por los recursos naturales, «algo que en el sector de la construcción resulta muy complicado». Watson aseguró que este proyecto aplica una gestión integral del agua y reutilización de aguas pluviales y que llevarlo a cabo «en un lugar como Ibiza, con tantas casas aisladas y no conectadas a la red de saneamiento resultó muy complicado».

Para ello, se inspiraron en cómo lo hacían los ibicencos antiguamente, sin pozos, y utilizando simplemente el agua de lluvia. Instalaron tres tanques para aprovechar el agua, estudiaron los hábitos de la familia (duchas, baños, lavadoras), el consumo estimado y colocaron elementos de bajo consumo para lograr que el 50% del consumo de agua que se produce en la vivienda se pueda completar con agua de lluvia.

CARLES OLIVER

La autosuficiencia como eje principal del proyecto

Para el arquitecto Carles Oliver, responsable de las 14 viviendas de protección oficial de Sant Ferran que han merecido numerosos premios en sostenibilidad, la autosuficiencia en la construcción es uno de sus principales retos como profesional. Oliver, en una ponencia que inició exponiendo de manera amena, pero muy cruda, las miserias sobre las que se ha levantado la sociedad actual explicó el «grave problema» que genera la explotación de los recursos naturales y, por ende, la explotación laboral. «Cuando un niño de 8 años enciende la luz de su casa en occidente, hay otro niño de 8 años trabajando en una mina de carbón de Sudáfrica», contó a modo de ejemplo.

Oliver habló de la posidonia que han utilizado como aislante en las viviendas, «al igual que hacían los payeses de Formentera antiguamente» y ensalzó el uso de materiales naturales en la construcción. En estas viviendas, el diseño óptimo ha sido fundamental para ahorrar agua, «como tener los grifos muy cerca de la producción de calor», también se capta el agua de lluvia y se ha instalado una fitodepuradora natural de flujo horizontal, que depura solo el agua de la ducha para ser aprovechada.

ANDREU VILA

Es Rafal Trobat, un modelo de futuro para Ibiza

El proyecto que han puesto en marcha los vecinos de es Rafal Trobat para recuperar el salinizado acuífero de sa Serra Grossa y salvar otros de la zona fue explicado por el ingeniero agrónomo Andreu Vila. «Nuestra idea es asegurar las sostenibilidad a largo plazo y trabajamos para optimizar nuestros recursos», señaló Vila. Este proyecto consiste en retener el agua de lluvia que ahora se desliza pendiente abajo, desde la montaña hasta la llanura de Sant Jordi y Vila, y va a parar al mar o provoca inundaciones en las zonas urbanas. Las actuaciones consisten en levantar pequeños obstáculos sobre el terreno para evitar la escorrentía del agua de lluvia. El objetivo es recuperar el agua de lluvia y favorecer su infiltración en el subsuelo. Defendió que hay que evitar la quema de restos vegetales y aseguró que este modelo se puede extrapolar perfectamente a otras zonas de la isla.

JAVI GÓMEZ

El «bollycao» hecho a base de lodos de depuradora

Javi Gómez, técnico del Ayuntamiento de Santa Eulària, contó uno de los proyectos más interesantes de la mañana, que ha servido para acabar con los malos olores y los insectos que originaban los lodos de la depuradora de Santa Eulària para poder reutilizarlos como compost junto a los restos de poda de los payeses. Gómez lo ha rebautizado como «bollicao», ya que consiste en envolver el lodo con los restos de poda para que se pueda hacer el compost. Santa Eulària, como él mismo explicó, ha tenido que buscarse la vida para solucionar un problema que no es de su competencia, con una depuradora que genera un lodo altamente tóxico (más de cien veces de lo permitido por la OMS) y que, además, ha permitido ahorrar muchos millones a la administración al evitar el desplazamiento de los lodos en barco a la península. En definitiva, han sabido reutilizar los «demonizados» lodos y esperan también poder extrapolar esta iniciativa a otras depuradoras de la isla.

STEFAN MEIER

Compartir baño en la piscina con pájaros y libélulas

Stefan Meier, del Grupo Ibérico de aguas de baño naturales, finalizó la jornada con una ponencia sobre las piscinas naturales, que son instalaciones que huyen del uso del «agresivo cloro que acaba matando la vida». Para ello apuestan por la purificación natural de la carga de nutrientes (nitrógeno y fósforo) y con ello logran un estado higiénico. Meier aseguró que estas piscinas (mostró algunos lagos artificiales construidos en viviendas de la isla), ayudan a la biodiversidad, «ya que atraen a las aves e insectos», son elementos que están integrados en el paisaje y también sirven para reducir el consumo de agua porque esta se acaba reutilizando.