El colegio Cervantes, a través de una nota, explicaba ayer que «desde hace unos cinco años» tienen «un alto porcentaje de alumnado magrebí» tanto en Infantil como en Primaria, de en torno al «50 o 60%» de los chavales de cada clase. En sus aulas, el número de extranjeros alcanza hasta el 80%. Uno de los problemas de esa comunidad es el desconocimiento de las lenguas oficiales, tanto del catalán como del castellano, muy bajo y que condiciona la educación: «Cuando los alumnos comienzan su escolaridad con tres años, el conocimiento de las lenguas oficiales de Balears es bajo, lo cual condiciona su nivel de aprendizaje», afirma el centro en una nota remitida por su directora. «Lo mismo afecta este hecho en lo que se refiere a la comunicación con las familias», aseguran. Y eso perjudica en la integración o en la inclusión que algunos docentes quisieran.

«El nivel de participación en la vida del centro de las familias magrebíes es en general bueno», añade el centro. «De hecho, este curso se han puesto en marcha actividades que fomentan su participación en el colegio con una respuesta muy positiva y en las cuales está habiendo una gran afluencia de las familias de origen magrebí». Están integradas y colaboran, aunque no todos los implicados en el mundo educativo del municipio opinan lo mismo.

Lo que no consideran apropiado en ese centro, y de eso al parecer se quejan en los consejos escolares municipales, es la concentración de magrebíes en el Cervantes: «A nivel general, no se considera adecuado que en un mismo centro escolar se escolarice tan alto porcentaje de alumnado extranjero. En cursos anteriores se estudió la posibilidad de hacer un reparto equitativo de estos alumnos entre los diferentes centros escolares del municipio, al igual que se realiza en diferentes zonas de la isla de Mallorca. Desde el consejo escolar municipal de Sant Antoni se elaboró un informe para llevar a cabo ese reparto, el cual finalmente no fue aceptado por la conselleria balear de Educación».

Precisamente, intentaron, junto a esa conselleria y al Ayuntamiento de Sant Antoni, que se hiciera ese reparto equitativo aplicando el plan piloto llevado a la práctica en Manacor (Mallorca), donde se distribuyó alumnado que se suponía que era NESE (alumnos con necesidades especiales por desconocimiento de la lengua). Pero fue descartado al cuestionarse su legalidad, pues en la normativa se advierte de que los padres pueden escoger el centro.