La desesperación y el desánimo cunden entre los vecinos de Casa Lola y Casa Paola, que ven con total impotencia cómo «esta señora hace lo que le da la gana sin que nadie pueda pararla», según afirman de manera reiterada los residentes de la zona. «Cada día hay máquinas trabajando, se conecta de forma irregular a la red eléctrica y cada vez que le cortan el suministro, porque no tiene cédula de habitabilidad, vuelve a hacer un apaño para conectarse de nuevo», señala un vecino. También afirman que, aparte de Casa Lola y Casa Paola, hace pocos días estuvo talando un bosquecillo de una tercera finca, donde al parecer también piensa edificar. «Está intentando conseguir más metros para ampliar sus fincas», añaden los residentes, que aseguran desconfiar del Ayuntamiento. «No queremos saber nada de él, porque no resuelve nada», afirman. El trasiego de personas y la acumulación de coches en verano son algo «insoportable».