Al menos siete museos españoles y diversas colecciones privadas disponen de amuletos procedentes de la isla de Ibiza, casi todos ellos donados o vendidos por particulares y posiblemente fruto de excavaciones clandestinas. A pesar de ello, al menos puede afirmarse que el conjunto más numeroso de piezas documentadas se encuentra en el Museo Arqueológico de Ibiza y Formentera. Y la mayor cantidad de ejemplares ha sido hallada en la necrópolis de Puig des Molins, un filón arqueológico del que, al parecer, aún no se han extraído todos sus secretos (aún quedan amplias zonas por excavar). El museo arqueológico cuenta con una colección de alrededor de 260 amuletos de iconografía egipcia, que incluye representaciones de dioses tan importantes como Horus, Isis, Anubis, Thot o Shu y, por supuesto, del dios menor Bes, y que se encuentra expuesta en el museo de Puig des Molins.

Uno de los amuletos egipcios más comunes en el ámbito fenicio y también en la colección de Ibiza es el conocido como ojo de Horus, el más internacional de todos los símbolos del Antiguo Egipto y el amuleto que en mayor número se ha encontrado en las momias. Benjamí Costa, director del museo, destaca en estas piezas un detalle, pequeño pero significativo, que parece probar que los ojos del dios halcón hallados en la isla son de fabricación fenicia, a imitación de la artesanía egipcia pero con variaciones adaptadas a una cultura distinta; en la parte inferior, en lugar de la típica espiral que los egipcios trazaban, todos los ojos muestran una diminuta ala, un elemento «muy propio de los fenicios». Posiblemente, explica Costa, procedan de talleres del centro del Mediterráneo. Además, todos los ojos del museo representan el ojo izquierdo, aquel que Horus perdió combatiendo con el asesino de su padre y que el dios Thot restauró y convirtió así en un ojo mágico que Horus ofreció como talismán a Osiris resucitado. Cuando el ojo representado es el derecho, el símbolo alude a Ra, el dios del Sol.

El ojo de Horus

El museo arqueológico cuenta con 58 piezas del ojo de Horus, algunos como placa y con la vaca Hathor en el reverso, y otros en los que el emblema está suelto, sin marco. A ellos hay que sumar los 18 amuletos que representan a este dios antropomorfo y con cabeza de halcón (hieracocéfalo) y los 19 halcones que probablemente también encarnen a Horus para llegar a la conclusión de que esta deidad, el Señor de las estrellas circumpolares, es la mejor representada del panteón egipcio en la isla de Ibiza. Sin embargo, no pueden contemplarse en el museo ibicenco amuletos de Horus El Niño (Harpócrates), más allá de su representación en brazos de su madre, Isis, a pesar de que se conoce la existencia de cuatro ejemplares encontrados en Ibiza, pero que se conservan en el Museo Arqueológico Nacional, en el Museo de Artes Decorativas de Barcelona y en el Museo del Cau Ferrat de Sitges. En cuanto a Isis, esposa de Osiris y madre de Horus, es sin duda una de las deidades destacables de la mitología del país del Nilo, y en Puig des Molins se muestran once de los 29 ejemplares que hay documentados.

Y si la presencia del ojo mágico de Horus y de las representaciones antropomorfas del dios con cabeza de halcón no resulta inesperada, más relevante es la particularidad pitiusa de una remarcable presencia de amuletos representando a Ptah Pateco Panteo (variante de la divinidad enana Ptah Pateco pero con halcones sobre los hombros, las diosas Isis y Neftis a los lados y una diosa alada detrás, o variantes de esta fórmula); en el museo existen 34 de estas piezas, además de otros doce ejemplares del dios enano en solitario. En el trabajo 'Amuletos de iconografía egipcia procedentes de Ibiza', publicado por el museo en el año 2014 y en el que participaron María J. López-Grande, Francisca Velázquez, Jordi H. Fernández y Ana Mezquida, se destaca que tipos iconográficos como el Ptah Pateco Panteo, Horus hieracocéfalo o el uraeus (la cobra alzada representación de la diosa Uadyet y emblema de la realeza), que son mayoritarios en Ibiza, son escasos, sin embargo y curiosamente, en el resto del ámbito fenicio y sus extensiones culturales en Palestina/Israel.

En el citado libro se catalogan 704 amuletos de tipo egipcio, localizados por los autores en museos y colecciones privadas, y la cifra incluye los 265 que contabilizan de los fondos del Museo Arqueológico de Ibiza y Formentera. El hecho de que haya piezas halladas en yacimientos de la isla pero fuera de ella, hace que no puedan contemplarse en la isla, además del dios niño Horus, imágenes del dios Nefertum, que como amuleto simbolizaba el renacimiento en la otra vida, del que se conocen tres ejemplares, depositados en tres museos de la Península, o representaciones de la esfinge alada, de la que se conocen seis piezas.

«En el mundo fenicio-púnico no hubo un culto religioso a estas divinidades egipcias, pero sí se creía en su poder y eran valoradas como elementos muy poderosos de carácter mágico», señala Costa sobre el reconocido prestigio, que traspasaba culturas, del Panteón Egipcio. Añade además que el hecho de que estos amuletos se hayan encontrado principalmente en tumbas revela que se consideraban dotados especialmente de poderes para facilitar el paso al más allá, un proceso que consideraban «una travesía llena de peligros y amenazas». Muchos de esos amuletos ya serían portados en vida y, finalmente, se enterraba con ellos a sus propietarios.

Contra los peligros reales

«Los fenicios y fenicio-púnicos habrían adoptado solo una parte de la religiosidad egipcia, una parte de su 'magia', aplicable para la protección de peligros reales: mordeduras de serpientes y otras alimañas, problemas de fertilidad o riesgos ocultos: mal de ojo, hechizos, etc., probablemente basándose en la poderosa fama imputada a los dioses egipcios y su magia», aclaran los autores del libro sobre los amuletos ibicencos. De hecho, cabe destacar que en la isla se han hallado más amuletos de tipo egipcio que de tipo púnico.

En cualquier caso, en este punto hay que destacar que el hecho de que muchas piezas procedan de saqueos y la falta de una metodología adecuada en los primeros años de intervenciones arqueológicas pitiusas han impedido que se conozca el contexto exacto de los hallazgos de esta clase de piezas y que, por tanto, se pueda disponer de mayor información sobre ellas. De hecho, a principios del siglo XX, se encontraban muchos amuletos y ni siquiera eran inventariados.