El Rotary Club de Ibiza conmemora esta noche sus 35 años de existencia con una cena de gala en la que sus miembros e invitados repasarán la historia de la asociación rotaria en la isla.

Fundado en 1981 por los que pasarían a ser los diez primeros socios de la isla, contó desde el primer momento con el apoyo de Pepe Colomar, primer presidente del club y dueño del hotel donde semanalmente la asociación lleva a cabo sus encuentros, el Royal Plaza.

En este mismo emplazamiento los invitados a la cena celebrarán esta noche los 35 años de «dedicación solidaria» al pueblo ibicenco, según las palabras de Marienna Sánchez-Jáuregui, actual presidenta de la asociación rotaria.

La asociación internacional de servicio a los demás, que así es como se define en su propia web, cuenta con más de un millón de socios repartidos por todo el mundo, además de contar con sedes en más de 180 países. El club de Ibiza cuenta en la actualidad con 24 miembros activos, 8 de los cuales son mujeres y los 16 restantes hombres.

«Es importante que se hayan roto todas las barreras para las mujeres, antes no podían formar parte de ningún club», reconoce orgullosa su actual presidenta, quien entró en la asociación en el año 2008. Nuria Ferrer, la precursora, fue la primera mujer que accedió al club de Ibiza, en el año 2001.

Según Sánchez-Jáuregui, durante estos 35 años de existencia, los miembros de la sociedad han llevado a cabo numerosas iniciativas solidarias «acorde a los valores de la asociación que representan».

Decenas de acciones desarrolladas de manera independiente o en colaboración con organismos como Cáritas, Unicef o Cruz Roja a lo largo y ancho del mundo, prestando especial atención al entorno de la isla.

«Hace unos años llevamos a cabo un acto con la Fundación Vicente Ferrer en el que conseguimos recaudar lo suficiente para construir una clínica en Anantapur, una de las zonas más pobres de la India», cuenta la presidenta con satisfacción.

En el año 2005, las donaciones recogidas durante una gala benéfica en Ibiza ayudaron a financiar la compra de una ambulancia que más tarde fue cedida a la Cruz Roja para renovar el parque de vehículos de la institución en la isla.

También con los jóvenes

Además de acciones puntuales para mejorar la sociedad y su entorno más cercano, la asociación busca también, en palabras de su presidenta, crear «un punto de encuentro cercano y seguro» para todos los miembros de su comunidad. Para ello, cada Rotary Club del mundo mantiene contacto continuo con la dirección general de la organización. «Somos una gran familia», sostiene Sánchez-Jáuregui.

Y la familia también tiene en cuenta a los benjamines. «Desde aquí tratamos de ayudar a crecer a los más jóvenes», asegura la presidenta. Intercambios de chicos y chicas de entre 15 y 18 años a numerosos países de todo el mundo han sido una constante en los últimos años, siempre bajo las condiciones del club. «Hasta los 30 años no puedes ser miembro de pleno derecho del Rotary Club, así que de esta manera comienzan a hacer sus pinitos», resume la antigua alcaldesa de Vila.