El Ayuntamiento de Ibiza impulsa un proyecto básico de recuperación ambiental y de fondeos ecológicos en Talamanca que recortará sustancialmente el número de embarcaciones que allí anclan durante el verano y reducirá a cero las que lo hacen durante el invierno. Si durante la temporada es habitual que haya en la bahía alrededor de 250 lanchas y veleros, con puntas de hasta 300 embarcaciones, algunas de gran eslora, el plan del Consistorio prevé que se reduzcan a un máximo de 98, aunque podrían ser menos, según los datos aportados a este diario por el alcalde, Rafa Ruiz.

El proyecto básico (no definitivo), redactado por la empresa Sertiic, contempla que no haya un solo barco que fondee sobre el arrecife de Posidonia oceanica de la zona, que con forma de tiburón martillo se extiende a lo largo de un arco de aproximadamente 900 metros entre el extremo oriental y el occidental. Por increíble que parezca, y aun tratándose de un elemento de alto valor ambiental, actualmente existen numerosos anclajes fijos (muertos) sobre ese arrecife. El alcalde confía que de esa manera, «sin esa presión constante, máxima», según su apreciación, se recupere esa pradera, uno de los pulmones del Mediterráneo.

Se crearía así una zona libre de embarcaciones (un rango de agua) de casi 261 metros en la zona de playa más cercana a Vila (donde se encuentra la caseta de vestuarios y baños), es decir, se alejaría 200 metros de la zona de baño el bosque de mástiles que se llega a formar en pleno estío. Habría otro rango de 207 metros frente al antiguo hotel Playa Real, y de casi 55 metros en la parte más oriental, un espacio en la que tradicionalmente, desde hace décadas, hay decenas de pequeñas embarcaciones de residentes.

700.000 euros de presupuesto

Si en la actualidad el descontrol es absoluto y allí fondea el primero que encuentra sitio, el objetivo del Ayuntamiento es regular tanto el número de barcos como su eslora. Por ejemplo, no podrían anclar más de dos yates de más de 30 metros de eslora, así como un máximo de cinco de hasta 25 metros y una decena de hasta 20 metros. El proyecto detalla que podrían usar esa área 11 barcos de hasta 15 metros y 40 que no sobrepasen los 10 metros de eslora. De siete metros de eslora habría una treintena, que en buena parte usarán la zona más oriental. Pero no son cifras definitivas y, dependiendo del tipo de anclajes y otras variantes, esas cantidades podrían ser inferiores, según Ruiz.

También se prevé la eliminación de todos los muertos y la limpieza del fondo de la bahía. Costaría alrededor de 700.000 euros, cantidad en la que se incluye el coste de los fondeos ecológicos, que serían de tres tipos: uno para los barcos más pequeños, otro con taco químico (en roca) y un biotopo artificial que favorece la proliferación de especies autóctonas y que se integra en el paisaje submarino.

Esa cifra incluye también la gestión del espacio, con un servicio de control de sentinas y recogida de residuos, así como de vigilancia para que no reine la anarquía actual: para fondear habrá que reservar previamente, como si fuera un puerto deportivo, y pagar. Para esa gestión se convocaría un concurso público.

La elaboración del proyecto básico ha costado 18.150 euros (IVA incluido) al Consistorio. La empresa que ha redactado ese plan básico elabora ahora la evaluación de impacto ambiental (su precio asciende a unos 6.000 euros), necesaria para que prospere esta iniciativa. El alcalde reconoce que si todo va bien y rápido (misión imposible en la selva burocrática de la Administración), habría fondeos ecológicos en Talamanca en la temporada de 2019.