Cuatro yates de gran eslora amanecieron ayer fondeados frente a Vila, justo donde el biólogo marino y fotógrafo Manu San Félix acreditó el pasado martes que las anclas de este tipo de embarcaciones han destruido 200 hectáreas de pradera de Posidonia oceanica. Se trata del área A de la zona II, en el exterior del puerto de Ibiza, casi un cuadrado de 205 hectáreas de superficie donde la Autoridad Portuaria de Balears asegura que no se produce el fondeo de esas voluminosas naves de lujo: «No nos consta. No hemos autorizado que haya allí yates porque no nos piden fondear», aseguró un portavoz de la APB el pasado viernes, jornada en la cual ancló durante todo el día en ese espacio un buque de 38 metros de eslora.

Ayer ya eran cuatro: además de la nave de la jornada anterior, de bandera de las Islas Cook, había otra lancha de 95 metros de eslora y 15 metros de manga con bandera británica. Dentro de la zona, ubicada frente a ses Figueretes y entre los islotes de ses Rates, Negre del oeste y Malvines del norte, había además un yate con bandera de las Islas Marshall de 60 metros de eslora por 11,5 de manga, así como un cuarto de casi 72 metros de eslora por casi 12 de manga con bandera de otro paraíso fiscal, en este caso de las Islas Caimán.

La APB afirma que solo desvía a esa superficie (con un lado de 0,75 millas náuticas y otro de 0,8 millas) a escasos (una treintena, dicen) barcos mercantes si se dan una serie de condiciones «muy justificadas», como que no dispongan de atraque en los muelles (por llegar a puerto antes de hora) o por fondeo de recalada (cuando la previsión del tiempo es mala). Pero negaron que allí anclaran megayates, algo que cualquier ciudadano que se asoma a es Soto o al mirador de castillo puede ver cada día durante el verano, especialmente porque por su tamaño no pasan desapercibidos. Ayer mismo cuatro fondearon allí buena parte del día.

La Autoridad Portuaria de Balears cobra tasas a las embarcaciones que fondean en esa zona exterior del puerto «siempre en caso de que lo soliciten» y «se les autorice», según afirmó ayer un portavoz, que admitió que los cuatro megayates no pidieron ese permiso, así como su existencia. «No podemos estar seguros solo por el localizador GPS» de su situación, según la APB.

Según el biólogo marino Manu San Félix, las anclas de estos buques de lujo han sido las causantes de la desaparición de buena parte de la posidonia de esa zona. Su lugar ha sido invadido rápidamente por la Caulerpa prolifera, un alga, lo que supone una merma en la calidad del agua y de la fauna marina, además de la pérdida de una planta a la que se considera el pulmón del Mediterráneo.