Medio centenar de personas (30 por la mañana y una veintena por la tarde) acudieron ayer a la convocatoria de Facebook en defensa del espacio público en Platges de Comte, en la tarima de madera que el propietario de una mansión, de nacionalidad rusa, ha colocado en dominio público. En la jornada no se registró ningún incidente y la mayoría de asistentes afirmaron que los vigilantes de seguridad de la vivienda se limitaron a merodear por los alrededores y a tomar fotografías de los que se encontraban en la zona.

Marta García también quiso dar su apoyo en defensa del espacio público y acudió con dos personas más a «la casa del ruso». «Está mal que los ricos se piensen que este espacio es suyo y prohíban a los ciudadanos estar aquí. La costa es de todos», defendió García.

«Nadie ha venido a decirnos nada ni a echarnos. Solamente me han comentado que uno de los miembros del personal de seguridad de la casa ha tocado a una chica, le ha dado un toque por la espalda pero nada más», explicó Joan Riera, un vecino de Sant Miquel. Riera y un grupo de amigos llegaron a este punto de Platges de Comte sobre las 13 horas. A las 17 horas aún seguían allí. «Hemos pasado el día aquí, bajo el sol, tranquilamente. No han intentado echarnos», contó este vecino de Sant Miquel, que añadió que un agente del Seprona se acercó sobre las tres de la tarde y que les informó de que podían permanecer allí. «También nos dijo que lo único que no podemos hacer es tumbarnos en las hamacas», señaló Riera.

Aparte de Riera, otra docena de personas tenían colocados sus pareos sobre la tarima de madera, que cuenta con autorización por parte de la Demarcación de Costas, situada delante de la mansión. Mientras unos comían unas galletas, otros aprovechaban para darse un chapuzón.

A.D.D. prefería tomar el sol. «Hacen falta más iniciativas como esta», sostuvo.

Aunque en un principio se había organizado una sardinada, los convocantes optaron por no hacer fuego en esta zona y asistir de una forma pacífica. «El cambio ha sido positivo. No hubiera sido lógico ni coherente que los que protestamos por el abuso del espacio público y lo pongamos en peligro», justificó A.D.D. Ángela Ribas, por su parte, consideró que las instituciones deberían ser menos permisivas y que deberían evitar apropiaciones del espacio público.

Otro hombre llegó a este tramo de la costa en su embarcación. Por la tarde no tuvo ningún problema con el personal de seguridad del propietario de la mansión. Sin embargo, por la mañana contó que dos empleados le llamaron la atención y le gritaron que no se acercara.

«Había cinco o seis personas vestidas casi como militares que me dijeron que no podía estar ni bañarme aquí», se quejó este ciudadano, que añadió que días previos interpuso una denuncia ante la Guardia Civil y otra en el Ayuntamiento de Sant Josep por lo mismo: prohibirle bañarse en ese tramo de costa. Media hora después ya se habían concentrado una veintena de personas. «¿Por qué prohíben la entrada a un espacio público?», criticó Carmen Fernández.

Control en Cala Bassa

Una veintena de miembros del grupo Pitiusas en Acció, PROU!!!, acudieron ayer por la mañana a Cala Bassa para comprobar si el beach club cumplía con las normas.

«Hemos comprobado que las hamacas estaban a seis metros de distancia de la orilla. Esperemos que sea así cada día», explicó un portavoz de PROU!!!, que agregó que organizarán más jornadas de control ciudadano en las playas.

Para hoy, la asociación de vecinos de es Cubells ha organizado una merienda a las 16.30 horas en sa Caixota.