Tras algo más de año y medio cerradas a cal y canto, las icónicas ventanas de madera del Montesol vuelven a abrirse hacia Vara de Rey y el puerto. Sus paredes ocre albergarán nuevas historias que se unirán a las que durante más de ochenta años tuvieron al hotel como denominador común. Historias que tenían como protagonistas a personajes como Orson Welles, Carolina de Mónaco, el grupo Pink Floyd o el mismísimo general Franco, entre otros. Personajes e historias que también forman parte de este nuevo Montesol a través de las fotografías que ocupan las paredes de las escaleras y pasillos, sacadas del archivo del Ayuntamiento.

Y es que el hotel no ha querido ser un cinco estrellas al uso, sino que ha buscado respetar la esencia que caracterizaba al antiguo Montesol, concediéndole ahora una enorme importancia a la cocina. «Es el café Montesol con habitaciones, no lo contrario», asegura desde su cocina el chef vasco Josetxo Arrieta. «Aquí vamos a trabajar con producto autóctono, queremos mantener la esencia del hotel tradicional, pero puesto al día», añade.

La importancia de mantener la identidad es un mantra que ha calado en todo el equipo. «Somos un símbolo y tenemos que responder como tal», reitera Lucas Kelm, encargado de los cócteles, quien desde detrás de su barra menciona también la identificación con la isla como una de las claves: «Encontramos en la isla la base para crear nuestros productos, todo es fresco y de aquí».

Símbolo de Ibiza

El edificio, emblema de la obra de Joan Gómez Ripoll, mestre Campos, fue inaugurado en 1933 y llevaba reformándose desde el pasado febrero. Ahora va a ser gestionado por ADH, del grupo Avintia, cuyos responsables han visto cómo llegaban sus primeros huéspedes durante el día de ayer. Eduardo Miquel, director del hotel, da la mano a cada persona que atraviesa las puertas del Montesol con una sonrisa perenne en su cara. «Es un sitio que mantiene lo clásico, pero también divertido», justifica.

«Si no llegamos a cogerlo nosotros se habría hundido», explica Carlos Berrozpe, director general de ADH y encargado de lavar la cara del Montesol en estos últimos meses. «Queremos romper la barrera de las cinco estrellas, que la gente entre sin miedo, el café Montesol es para todos los ibicencos», agrega Berrozpe.

El aspecto de la barra y la terraza parecen darle la razón. Familias comiendo, parejas jóvenes de aperitivo, señoras mayores charlando mientras toman un Martini. «Es importante que la gente reconozca este sitio como el sitio al que venir a tomarse algo. Que se identifiquen con él», cuenta el director de ADH.

A pesar de no dar datos sobre lo invertido, el desembolso es evidente cuando se entra en alguna de las habitaciones del hotel. «Aquí es donde se tienen que notar las cinco estrellas, no en el precio. Todo es nuevo y de primera calidad», cuenta el directivo, «salvo las contraventanas. Las contraventanas de madera son las de toda la vida, las que siempre han estado en el Montesol», añade Berrozpe con una sonrisa.

Ese mimo con el que cuidan su legado alcanza otro nivel cuando Berrozpe y Miquel, cabezas visibles de todo este proyecto, hablan de lo que ya han propuesto al Ayuntamiento. «Cuando se inauguró el Montesol había un pequeño kiosco en la puerta», comienza uno de ellos, «precioso, con las clásicas marquesinas», continúan, «le hemos propuesto al Ayuntamiento que nosotros nos hacemos cargo del coste de volver a hacerlo, ellos solo nos tienen que dar permiso», cuentan con una sonrisa en la cara.

Otro detalle que también gustará a los nostálgicos es que, a pesar no haber fijada aún fecha para ellas, se ha acordado con Pachá y con el fotógrafo Toni Riera que se van a volver a tomar aquellas míticas instantáneas publicitarias de la discoteca que tan famosas se hicieron en la década de los setenta.

Un proyecto común

Tanto el director del hotel como el director de la gestora cuentan como detalle una particularidad que pocas veces se encuentra a estos niveles. «Cada uno de los empleados del hotel es socio del mismo», comienza Berrozpe, «saben el presupuesto y participan del funcionamiento», continúa, «así forman parte del hotel, y si el hotel funciona, ellos reciben beneficios», concluye el director general de ADH, la compañía especializada en gestión y explotación de hoteles del grupo Avintia.

El de Ibiza no es el primer hotel histórico que salvan del abandono, y promete no ser el último ya que tienen proyectos por media España. «Es nuestra filosofía, hemos venido para quedarnos», concluye.

Además anuncia que durante los meses de invierno en el hotel se llevarán a cabo actividades relacionadas con la gastronomía y la cultura, actividades que contarán con personalidades de la isla.

La rehabilitación integral de este edificio, tan ligado a Vila y a sus habitantes, ha permitido recuperar no solo una construcción sino un pedazo de la historia de la isla blanca, tras unos años de abatimiento.

Su fachada, de las pocas joyas que aún guardan el aura de la Ibiza más clásica recupera el lugar que le corresponde. Los balcones blancos recobrarán la vida de antaño y harán justicia con su creador, mestre Campos, quien tras diseñar su obra, tan solo pudo disfrutarla unos pocos años antes de ser fusilado al final de la Guerra Civil.