­Los empresarios que explotan negocios en las playas de Ibiza están disfrutando de un verano «mejor» que el del año pasado, que ya batió récords. Prácticamente en todas las zonas de baño del litoral ibicenco la actividad es superior a la de la temporada de 2015, por lo que la facturación en estos negocios (bares, restaurantes, chiringuitos...) también supera a la de otros veranos, apuntó el presidente de la asociación que agrupa a estos empresarios, César Jerez.

La campaña veraniega se inició con un mes de mayo «espectacular» gracias a que el tiempo «fue bueno» y a que «hubo más gente que nunca». Jerez añadió que los buenos resultados se mantuvieron hasta principios de junio, cuando el sector sufrió «un bajón grave» que atribuye a que «los hoteles suben los precios y la gente parece que quiere venir a la isla cuando hay descuentos y rebajas».

En julio, lo mismo

En este inicio de julio se está repitiendo la historia. «Nos está pasando lo mismo». Jerez puso como ejemplo que en mayo y junio invertía cuarenta minutos en recorrer en coche la distancia entre Santa Eulària y Ibiza. «El 1 de junio la carretera estaba completamente libre y tardé la mitad», lo que demuestra, insistió, que con la temporada alta «suben los precios y se produce un pequeño bajón en la actividad».

En cualquier caso, Jerez, que tiene su negocio en la playa de s´Argamassa de Santa Eulària, aventuró: «Esto se arregla en unos días», y auguró una temporada «buena» porque la isla «está bien vendida».

Toni Marí, Moreras, presidente de la Asociación de restaurantes y concesionarios del municipio de Sant Josep, fue más comedido a la hora de valorar la actividad de este año. Consideró que tanto el flujo de clientes como la facturación «van prácticamente igual que el año pasado», aunque coincidió con Jerez en que ésta será «una gran temporada».

Pero lanzó un «aviso» a los políticos. «Tienen que dejar de vender humo y no dormirse porque tenemos una isla espectacular, pero también la suerte que no tienen otros destinos sacudidos por conflictos».

Marí matizó que «hay más turistas que clientes», pero quiso ser optimista: «Si [los clientes] no vienen a mi casa, irán a la del vecino. Al final todo suma y eso es lo importante», sentenció este profesional, ya retirado.