La situación del suministro de agua en Sant Jordi y Platja d´en Bossa está «estabilizada» y es «mucho mejor» que la del año pasado, pese a que el incremento de la actividad turística ha subido la demanda. El segundo teniente de alcalde y concejal de Obras, Ángel Luis Guerrero, explica que el consumo de agua entre finales de mayo y principios de junio era el mismo que el de julio del año pasado, que fue cuando ante los graves problemas de abastecimiento, el Ayuntamiento constituyó un gabinete de crisis para buscar soluciones de emergencia.

La mejora que por ahora se está produciendo radica en la reparación de fugas en la red de Sant Jordi. Las obras del pasado invierno de sustitución de la arteria principal, en la calle Vicente Serra, y la reparación de puntos concretos donde se producían importantes pérdidas (como la de Can Raspalls o la de 450 toneladas al día en el torrente de ses Eres) evitan ya, según Guerrero, la fuga de 1.400 toneladas diarias, lo cual, destaca, es «una barbaridad». Para comparar, hay que tener en cuenta que la producción de la desaladora móvil de ses Eres, que abastece a Sant Jordi y su entorno, es de 2.000 toneladas al día.

Las 1.400 toneladas que ahora se ahorran y llegan a los domicilios de los residentes coinciden con el suministro de la empresa Aguas de Torrente al que el año pasado, por esta época, se tuvo que recurrir para garantizar el abastecimiento a la población. Precisamente, según recuerda el edil, la crisis de julio del año pasado se produjo cuando Aguas de Torrente cortó el grifo porque con el aumento del consumo sus pozos no daban abasto para atender también la demanda del Ayuntamiento de Santa Eulària (en la zona de Puig d´en Valls), con el que tiene firmado un contrato. Para paliar este déficit, Sant Josep recurrió a Vila, que le llegó a suministrar 650 toneladas diarias, y al Grupo Empresas Matutes que aportó 450 toneladas por día de su desaladora de Platja d´en Bossa.

«No va a ser un verano tranquilo»

Guerrero destaca que «se empiezan a ver los resultados» de las obras de reparación de la red de aguas, lo cual, resalta, «no quiere decir que el verano vaya a ser tranquilo». «Sufriremos un tiempo. Las cifras de previsión de ocupación [turística] son mayores que las del año pasado, por lo que habrá un aumento del consumo», advierte el concejal. De hecho, a principios de junio Sant Josep remitió un oficio al Ayuntamiento de Ibiza en previsión de que en el momento en que haya falta, se pueda abrir la llave para captar agua de Vila por la zona de Platja d´en Bossa.

Paralelamente, Sant Josep confía en que en un plazo de «entre 20 y 30 días», según los cálculos de Guerrero, el ramal hacia Sant Josep de la interconexión de las desaladoras de la isla ya esté operativo. Ahora mismo sólo faltan, según le han comunicado la constructora y Abaqua, la empresa pública del Govern, las pruebas de presión y la desinfección de las canalizaciones, así como el informe favorable de la conselleria de Salud.

Todavía no se ha concretado con Abaqua el caudal de agua desalada que se debe aportar a Sant Josep a través de la interconexión. «Lo principal es que se acaben las obras», apunta el segundo teniente de alcalde de Sant Josep, que agrega que «el suministro dependerá de la capacidad que tengan tanto Vila como Sant Antoni para inyectar agua de pozo en sus propios sistemas sin mermar demasiado la calidad del agua». Pese al aumento del consumo previsto en los meses fuertes de la temporada, Guerrero considera que, con el ahorro de 1.400 toneladas por la reparación de algunas pérdidas en la red, se podrá abastecer a la población actual con 15.000 toneladas, el mismo caudal que en 2015.