­El delegado en las Pitiusas del Sindicato Médico de Balears (Simebal), Carlos Rodríguez, califica de «muy preocupante» la situación del servicio de Urgencias del hospital Can Misses y considera que es necesario más personal y organización para mejorar la atención a los pacientes. Rodríguez afirma que el servicio se trasladó al nuevo hospital «sin valorar las necesidades de personal». Rodríguez reconoce que hay «caos» en el servicio que puede acabar poniendo en riesgo a los pacientes.

El delegado afirma que en estos momentos faltan facultativos y considera que los dos o tres que la gerencia ha anunciado que está buscando no son suficientes. Además, apunta que hacen falta más celadores -«uno por turno»- y algún administrativo más. «La plantilla de enfermería tiene unas ratios bastante aceptables», indica el portavoz del Simebal, que califica de «brutal» la capacidad de trabajo del personal de Urgencias.

El portavoz del sindicato recalca los problemas que hay en la isla para contratar médicos, especialmente hasta hace unos meses, debido a que el Ib-Salut ofrecía contratos temporales por los que a estos profesionales no les compensaba mudarse a Ibiza. «Ahora se están ofreciendo contratos más dignos. Hay a quien se le acaba el contrato el 31 de diciembre y el compromiso es que el siguiente contrato será de un año», explica. Además, lamenta que parte del personal está interino, una situación que, apunta, el Govern debe solucionar: «El Sindicato Médico presionó al Govern para que solventara esas interinidades. Esperemos que cumplan».

Rodríguez destaca que el servicio de Urgencias en verano es «difícil de capear» debido a los picos asistenciales, pero insiste en que son necesarios más médicos para poder afrontar la temporada.

En el caso de los celadores, insiste en que se trata de unos profesionales «importantísimos» y «poco valorados». Además, destaca que una de sus funciones es trasladar a los usuarios a realizarse pruebas y que las distancias, en el nuevo hospital, se han «multiplicado». Cree que serían necesarios, al menos, un celador más por turno. Señala que son ellos también quienes se encargan de vigilar el acceso al servicio. «En el servicio de Urgencias ahora hay tres puertas que dan al exterior y un acceso interno y no están controlados», insiste. «Los administrativos también están muy agobiados y necesitarían algún refuerzo», añade.

Rodríguez reconoce que en estos momentos hay «cierto caos» en el servicio. Defiende a los trabajadores de Urgencias, que señala que trabajan «con una presión asistencial brutal», y está convencido de que si en algún momento no han atendido correctamente a los usuarios, como han denunciado algunos en reclamaciones presentadas en Atención al Paciente, se ha tratado de un caso «puntual». Además, niega tajantemente las acusaciones de los pacientes de que el personal de Urgencias está fumando en el exterior mientras dentro se acumula la espera. Afirma que en muchas ocasiones no son de Urgencias, sino de otros servicios y que, además, tienen descansos de unos minutos que son «necesarios».

Programa «a largo plazo»

Sí critica, en cambio, la «falta de liderazgo» que, a su juicio, hay en estos momentos en el servicio y reclama a la gerencia del área de salud pitiusa que adopte alguna medida. Rodríguez, urgenciólogo y jefe de las urgencias de Can Misses durante años, cree que el servicio debería contar con un programa «claro y de futuro».

De hecho, propone que se abra un proceso para seleccionar al jefe de Urgencias al que puedan optar los profesionales interesados, que deberían presentar un proyecto. Éste debería incluir medidas tanto a corto plazo para mejorar la atención como un programa más profundo y a desarrollar durante los próximos años. Esta propuesta sería el concepto fundamental en el que se basaría el tribunal para nombrar al nuevo responsable de Urgencias. «Pero debe ser un proyecto muy claro y que, además, contara con la garantía de la gerencia de que se va a poder llevar a cabo», insiste.

El representante sindical señala que, de momento y hasta que haya un jefe de Urgencias, para intentar agilizar y mejorar la atención podrían nombrarse coordinadores del servicio. «Una figura que estuviera presente, al menos, mañana y tarde y se encargara de comunicarse con los familiares y los pacientes, tranquilizarlos si la espera se alarga, explicarles qué pruebas les tienen que hacer...», detalla. Con esto, cree, los usuarios tendrían la sensación de mayor cercanía y no se sentirían desamparados porque siempre tendrían un profesional del servicio al que recurrir.

Esta persona sería también la responsable, por ejemplo, de poner a un segundo profesional en triaje si ve que se acumulan pacientes en la sala de espera para garantizar que ningún caso urgente espere más de lo debido y de reorganizar al personal en los momentos de mayor afluencia si es necesario. Rodríguez señala que esta labor de coordinación tanto la podría llevar a cabo un facultativo como un profesional de la enfermería.

Rodríguez afirma que tanto él como otros urgenciólogos de la isla han ofrecido su ayuda y consejo a la gerencia.