Un equipo judicial y agentes de la Guardia Civil desalojaron ayer por la mañana de forma pacífica a las personas que estaban viviendo en una casa de la calle Pablo Picasso de Sant Antoni, según confirmaron ayer los propios expulsados y la Comandancia de Balears. «Algunos de nosotros llevamos viviendo aquí siete años, nos hemos preocupado por mantener la casa en buenas condiciones para poder acoger a gente y, de hecho, la vivienda está mejor de lo que nunca estuvo», clamó ayer uno de los desalojados. Pero ahora, añadió, «el propietario, que es un banco, nos ha echado sin avisar y sin contemplaciones».

Según su relato, en la actualidad en esta casa vivían once personas con carácter más o menos estable, aunque acostumbraban a recoger de forma temporal a gente que necesitaba ayuda y un techo bajo el que vivir. Al parecer, ayer por la mañana, cuando llegaron los agentes de la Guardia Civil y el equipo judicial, había trece personas en la casa, un viejo inmueble de dos plantas.

«Ahora creemos que el banco quiere tumbar la casa para construir un edificio de apartamentos», manifestó esta persona que forma parte de los desalojados y que ayer aceptó explicar la situación del grupo. «Nos hemos quedado trece personas en la calle -al parecer no hay ningún menor de edad entre ellos-, pero por lo visto que eso no importa», criticó.

Ayer sobre las dos de la tarde estas personas ya estaban en la calle con todos sus enseres sobre la acerca de la calle Pablo Picasso. «Lo que no se debería permitir es que haya casas cerradas por intereses económicos mientras, por otro lado, tantas personas no tienen donde alojarse en la isla, porque la gente gana 1.400 euros al mes y pagan hasta 600 por habitación en los meses de temporada», añadió.

Esta persona asegura que, aunque sean «okupas», se han preocupado por ganarse al vecindario. «Cuidamos la casa y el barrio, y los vecinos están contentos con nosotros», dijo. «El otro día pagamos 130 euros para vaciar la fosa séptica y nos hemos ocupado de mantener la casa en buenas condiciones», insistió. «Me han echado de mi casa», resumió.

Según sus explicaciones, no habían recibido aviso del desalojo. «Tan sólo nos llegó un papel escrito a mano y no nos lo tomamos en serio», recordó. El equipo judicial llegó sobre las nueve de la mañana acompañado «por una persona del banco que era quien ordenaba a los demás lo que tenían que hacer», dijo el desalojado, que además insistió en que en la orden de lanzamiento del juzgado había un error de forma, ya que el documento señalaba que la casa que había que desalojar se correspondía con el número 24 de la calle Pablo Picasso, cuando en realidad se trata del 22.

El portavoz del grupo dijo ayer que tras el desalojo acudieron al Ayuntamiento: «Les hemos contado lo que ha pasado pero la verdad es que han hecho oídos sordos».