Hace medio siglo, este diario se editaba únicamente con cuatro páginas muy bien aprovechadas en las que destacaba la sección de Cartas a diario, dirigidas al director de la publicación. Curiosamente no solían ir firmadas sino que los remitentes se identificaban con nombres como ´un ibicenco´, ´un consumidor´ o con las iniciales de su nombre y primer apellido.

En uno de estos envíos, tras los saludos de rigor al director de la publicación, alguien que firmaba J.C. en carta publicada un 20 de enero se preguntaba por la programación de Trasmediterránea para el verano de 1966 y también planteaba la posibilidad de que el aeropuerto tuviera los permisos ese año para estar abierto al tráfico internacional evitando que los viajeros europeos tuvieran que hacer escala en Palma, Madrid o Barcelona para llegar a la isla. También recordaba que la naviera estrenaba nuevos barcos como «el magnífico ´Juan March´» y que sería muy positivo para el turismo que no se destinasen a la línea con Barcelona, leyéndose entre líneas que los veteranos barcos podrían mejorarse.

El casi anónimo J.C. debía estar muy al corriente de los asuntos aéreos y marítimos o bien ser un visionario, pues ese mismo 1966 se cumplieron las dos peticiones de su carta: la pista de es Codolar se abrió para vuelos charters procedentes de Alemania y Reino Unido y Trasmediterránea programó algunos viajes de su recién estrenado ´Juan March´, que se bautizó así en recuerdo al mallorquín que fue durante muchos años accionista mayoritario de la compañía y había fallecido cuatro años antes.

El barco, construido en los astilleros Unión Naval de Levante, fue el primero de una serie de cuatro barcos idénticos de 130 metros de eslora para modernizar la flota de la compañía con unidades con mejores condiciones de habitabilidad, aire acondicionado, capacidad para 750 viajeros en las rutas península-Baleares, reducidos a 500 en las que llegaban a Canarias, además de estar dotados de bodegas refrigeradas para productos perecederos y garaje para vehículos con acceso directo desde el muelle con rampas y toda una serie de características que eran lo más moderno?hace medio siglo.

Un día especial de 1966

Tras mucha incertidumbre sobre su llegada a Ibiza, la primera escala se programó para el viernes 5 de agosto, fecha que se recordó repetidamente desde las páginas de este diario con textos que hoy serían de digestión pesada. Dos días antes se hacía esta petición tan azucarada como hoy impensable: «Fomento del Turismo nos ruega hagamos público un llamamiento para que todos los buenos ibicencos hagan acto de presencia en nuestro puerto el próximo viernes a las seis de la mañana como homenaje a ese magnífico buque que nos ha sido asignado para reforzar nuestras comunicaciones extraordinarias de verano».

Como estaba previsto, el 5 de agosto de 1966 el ´Juan March´ entró por primera vez en Ibiza, aunque lo hizo a una hora más propia para ser recibido por más gente y su presencia en el puerto fue uno de los grandes hitos de aquel verano de hace medio siglo.

Inicialmente, sus visitas fueron esporádicas, aunque con el paso del tiempo se convirtió junto a sus gemelos ´Las Palmas de Gran Canaria´ ´Santa Cruz de Tenerife´ y ´Ciudad de Compostela´ en habituales del puerto, cambiando notablemente la manera de viajar.

Su reinado se fue apagando con la llegada de nuevos ferries como los gemelos ´JJ Sister´ y ´Manuel Soto´ diez años después, pues además de ser más modernos, tenían una característica que facilitaba el transporte de vehículos y sobre todo de camiones. Los cuatro gemelos, llamados serie Albatros, quedaron relegados a rutas de refuerzo y acabaron retirándose de las líneas de Trasmediterránea entre mediados de los años 80 y principios de los 90.

El regreso del Juan March

Los cuatro no encontraron su lugar en el sector tras salir de la Tras: el ´Ciudad de Compostela´ acabó navegando entre Atenas y Venecia. Se incendió y se hundió en el Egeo en 1994. El ´Las Palmas de Gran Canaria´ fue un crucero para varios operadores con resultados irregulares; también se incendió, en Taiwan. El ´Santa Cruz de Tenerife´ se vendió a una naviera griega que no lo utilizó y fue desguazado en 1987 en Aliaga, Turquía.

El único superviviente de la serie Albatros fue el ´Juan March´, vendido hace 31 años a inversores chipriotas. Se usó como crucero en el Egeo con el nombre ´Sol Christina´, uno de los cinco que llevó hasta el actual de ´Ocean Majesty´, que ayer volvió a las Pituses: quedó fondeado frente a la punta de sa Pedrera en Formentera, a algo más de una milla de la Savina, desde donde los pasajeros bajaron a tierra con un servicio continuo de lanchas hasta poco antes de las tres de la tarde, cuando levó anclas para seguir su viaje hasta Vila, al que entró poco antes de las cinco de la tarde, quedando en el muro, muy cerca del muelle al que llegó en su primer viaje a Ibiza, hace medio siglo.

Exteriormente el barco ha cambiado en una de sus características principales: las estilizadas chimeneas de tiempos de Trasmediterránea han sido sustituidas por una central, que ha modificado su perfil, aunque en otros detalles exteriores recuerde a los viejos tiempos, como la situación de la piscina o el solárium. Dentro se ha aumentado el número de camarotes con la reconversión de las bodegas de carga en zonas para pasaje, llegando a tener 274 cabinas. De estas 185 son exteriores y 16 tienen categoría de suite, con las últimas mejoras que ha aplicado la Majestic International Cruises, actual armador del veterano ´Juan March´, que cuida con mimo el único buque que opera en la actualidad.

También cuida con especial atención los itinerarios, procurando no repetir puertos y aprovechar las características del barco para entrar o fondear en zonas infrecuentes, como es el caso de Formentera, escala incluida en un viaje de 14 días que empezó en Génova el pasado día 18 y que acabará en Kiel, Alemania, el 1 de junio, pasando por Saint Malo, Amberes, Vigo, la isla de Wight o Cádiz.