Tras un meticuloso proceso de recolección y cultivo de semillas y fragmentos de posidonia oceánica en un vivero acondicionado en Formentera para tal fin, tres buzos, entre los que se encuentra la bióloga del Imedea Inés Castejón, se sumergían ayer a 200 metros de la costa de Talamanca para realizar la segunda plantación ´artificial´ en esta zona. La primera, llevada a cabo en junio de 2015 obtuvo un buen resultado según los expertos: un 15% de supervivencia, aunque quedó muy lejos del 60% logrado en Mallorca.

Este proyecto, pionero a nivel mundial, es una iniciativa impulsada por Red Eléctrica en colaboración con el Instituto Mediterráneo de Estudios Avanzados (Imedea) con la que se intenta «desarrollar una metodología que determine las condiciones de reproducción de la posidonia para asegurar su viabilidad y que pueda ser utilizada en el futuro para acelerar la restauración de las praderas», según aseguró ayer el delegado en Balears de Red Eléctrica, Eduardo Maynau, quien subrayó que se trata de un proyecto que se encuentra en «fase experimental» y que en los tres años que lleva en marcha «se están analizando todas las variables científicas que posibilitan que la posidonia pueda recolonizar ´artificialmente´ praderas degradadas para, a lo largo de 2016, hacer una replantación en las islas Balears.

El proceso

El proyecto se desarrolla en Mallorca y en Ibiza, en las zonas donde se realizaron los trabajos de instalación del cable eléctrico que une las dos islas, y consiste en la plantación de más de 700 fragmentos de plantas de posidonia arrancadas por las tormentas invernales. Tras ser recolectados en los meses de invierno, estos fragmentos posteriormente son germinados en cubetas en el Centro de Interpretación del Parque Nacional de Cabrera y en otras sumergidas en el mar, en la costa de Formentera. En ambos casos, se controlan los parámetros relativos al agua, la temperatura, salinidad, luminosidad y otras condiciones para determinar la tasa de supervivencia antes de proceder a las plantaciones en el mar.

En Talamanca, la plantación de ayer se realizaba a 200 metros de la costa, alejada de los barcos fondeados en la bahía, y en una zona de praderas de posidonia parcheada, ya degradada, donde hubiera calvas que antes revelaran que allí había habitado esta planta.

Ayer, minutos antes de embarcarse en una lancha junto a sus compañeros para plantar 120 fragmentos a profundidades de 20 y 25 metros, la bióloga Inés Castejón, desvelaba los últimos datos del seguimiento que se realiza a la replantación del año pasado: «Los resultados en Mallorca han sido mejores que en Ibiza; aquí hace seis meses el porcentaje de supervivencia estaba en un 60%, pero el análisis anual realizado la semana pasada da solo un 15%, frente al 60% de la plantación de Mallorca».

El emisario, cerca

Castejón desconocía las razones por las que el resultado difiere tanto en ambas islas y no se atrevía a aventurar si la causa pueden ser factores externos, como el emisario de Talamanca o consecuencia del constante tráfico marítimo que sufre la zona. «No lo sabemos, estamos tratando de averiguarlo y analizarlo: la metodología de plantado es la misma en las dos islas, pero hay diferencia en el tiempo de cultivo y en que las instalaciones son distintas aquí que allí; no me puedo lanzar a afirmar algo así porque no tengo datos», aseguró la bióloga, quien sí descartó que fuera culpa de los fondeos: «Quedaría una huella y la planta se habría arrancado, lo que vemos aquí es un proceso de mortalidad porque los fragmentos se van deteriorando y van perdiendo hojas... les pasa como a los geranios cuando se mueren».

Curiosamente, de la plantación del año pasado, los únicos fragmentos que sobreviven son los que se plantaron a 15 metros de profundidad y más al este de los que se injertaron a 29 metros de profundidad y que estaban más cerca del emisario. De esas plantas no ha quedado ni una viva.

De todas formas, aunque los resultados sean tan dispares entre Mallorca e Ibiza, Eduardo Maynau subrayó que un 60% de supervivencia es algo «extraordinario» y que entre el 15 y el 18% «también es muy buena cifra».

Tras esta segunda plantación, de la que se conocerán los primeros resultados en un mes, también está previsto recoger nuevas semillas para, tras su cultivo, efectuar una tercera plantación a lo largo del verano.

El proyecto es fruto del convenio de colaboración entre Red Eléctrica y el Imedea cuya inversión asciende a 419.000 euros y tiene como finalidad desarrollar una metodología para la restauración de las praderas de posidonia degradadas.